martes, 12 de marzo de 2013

Théâtre des Variétés




Anteayer estuve viendo diez minutos de “Redes” mientras cenaba, y a punto estuvo de atragantárseme el bocata o cortarme la digestión. Entrevistaban en modo “de tú a tú” (en una cafetería muy mona, entre sonrisas, ambiente juvenil, todo muy distendido y espontáneo) a un pollo que se ha forrado vendiendo su teoría de las “Ocho claves para triunfar”, y que vienen a ser según su autor la aplicación del método científico a la vida cotidiana. Bajo su apariencia de joven modernillo y empático, su doctrina me pareció un enésimo caballo de Troya con el que el coaching difunde la ideología neoliberal: entre risas y despreocupadamente, defendía el discurso de que “el mundo ha de ser manejado como ingeniería y no como política” y demás himnos tecnócratas que no son más que una versión 2.0 de las ideas de Ayn Rand, musa y sacerdotisa de los Chicago Boys. Al terminar el speech del señor ese, apareció Punset en pantalla, mirándonos a los ojos, y sobreactuando su aura de gurú marujil soltó un discurso del tipo “Abrazad el método científico… todas nuestras incertidumbre y angustias desaparecen si aceptamos la verdad de la ciencia”, en lo que me pareció un momento televisivo completamente orwelliano, pavorosa entrada de “la ciencia” en el mercado de las subjetividades. Terminé el bocata y apagué la tele tarareando aquella estrofa de los Stone Roses… “Stop the world” I´m getting off”.






Ya circula de maleta en maleta (y de disco duro en disco duro) la esperadísima última colaboración entre Mulero y Wünsch bajo el seudónimo Spherical Coordinates, que anunciaba Óscar en el podcast de Christian y tres de cuyos temas ya se avanzaron allí. El prometido regreso al know how de los 90 en realidad no lo es tanto, pues pese a tratarse efectivamente de temas estáticos y circulares, no son estrictamente monotracks (secuencias en bucle y sin acontecimientos): el disco suena muy parecido al último Mulero pero sin los dejes barrocos que gusta incorporar a su trabajo, a veces innecesariamente. En esta apuesta por el minimalismo su sonido gana en seriedad, tensión y pegada, gracias a la exquisita construcción y modulación de los sonidos y su muy contenida evolución de las estructuras.
Obvio decir que es un 12” magistral, que supone la cima de la reciente apuesta muleriana por los reverbs, los timbres con mucho brillo y resonancia (entre campanosos y aflautados), el polirritmo básico de 3 sobre 4, y las atmósferas cavernosas y nocturnas, con mucho gas y electricidad estática. Personalmente me quedo con el escalofriante loop que cierra el disco, denso y estático, irradiado por las reminiscencias cósmicas y místicas del último Jeff Mills, en cuya discografía encajaría a la perfección. Recomendabilísimo funk maquinal, aunque su riguroso respeto por el canon clásico del techno reducen su audiencia potencial a los yonquis del género en su versión más seria, metódica y disciplinada.
Cuatro temones. Uno, dos, tres y cuatro.




En nuestro anterior blog nos dedicamos durante algunos meses a ilustrar los que consideramos los más significativos temas techno de todos los tiempos mediante una serie de videos bastante locos y desmadrados, pero que recordamos con nostalgia, y que siguen disponibles en nuestro canal. En su día nadie nos hizo ni caso e incluso recibimos algunos comentarios ofuscados por nuestro atrevimiento, y sin embargo con el paso del tiempo vamos ya por los 345 suscriptores y 230.000 reproducciones del canal, lo cual no está nada mal teniendo en cuenta que no hicimos ninguna promoción y la inversión fue de cero euros.
Tonto de mí, abandoné el canal justo cuando empezaba a despegar, pues el lenguaje visual que utilizaba me pareció que estaba ya suficientemente investigado: algún día explicaré la estrategia estética de aquel proyecto artístico personal, pero resumo diciendo que el objetivo era, por un lado, desligar el techno a la iconografía abstracta a la que generalmente es asociado, sustituyéndola por “found footage” de imágenes basura de internet filtradas y secuenciadas hasta que perdiesen su sentido y su significado se evaporase en forma de espectro. Sea como fuere, el abandono del canal dejó sin ilustrar muchas canciones que creo deberían haber sido incorporadas: inmodestamente creo que se trata de un canal muy bueno pero únicamente porque la música elegida (mis canciones favoritas) son auténticas joyas. Dejo una lista de los diez temas que, a día de hoy, considero que deberían entrar en aquel panteón de clásicos, pero que se quedan sin video al menos hasta que tenga algunas ideas nuevas (o alguno de vosotros se anime a ponerlos en imágenes):

1. H229 – Repulsine (Mike Parker remix)
2. Mike Parker – Thermo
3. Stanislav Tolkachev – Proof
4. Planetary Assault Systems – The Menace
5. Christian Wünsch – Seismic Waves
6. Forward Strategy Group – Applied Generics
7. Reeko – Dystopic Futures
8. Scuba – Ruptured (Surgeon remix)
9. Green Velvet – Destination Unknown
10. Jeff Mills - Revolt






Un pequeño spamming para los que orbiten por Coruña: en el centro comercial Cuatro Caminos han instalado un chiringuito en el que saldan stock de libros nuevos en gallego a un precio muy competitivo (cinco libros por diez euros), y entre ellos está la colección entera de Bahía Edicións sobre filosofía, que está muy bien. Se trata de monografías introductorias a la obra de los más importantes pensadores, escritas por docentes gallegos de filosofía, muy fáciles de leer pero con suficiente chicha como para no decepcionar al familiarizado con la materia. Algunos están bien (el dedicado a Heidegger), otros bastante bien (el correspondiente a Hegel), la mayoría muy bien (el de Spinoza es fantástico) pero el que recomiendo con más rotundidad de los que he leído es el sobresaliente volumen dedicado a Deleuze. Por mis manos han pasado muchísimos libros introductorios a este pensador, y creo que este texto de M.A. García Quintanar es sin duda el más solvente para introducirse en su obra: olviden el de Michael Hardt, el de Zizek, el de Badiou o cosas como “Deleuze for architects”, insisto que como introducción al deleuzianismo éste me parece de largo el más riguroso y completo, especialmente por la preponderancia que otorga a su trabajo en metafísica respecto a sus mucho menos interesantes libros con Guattari. El ensayo va parándose en los conceptos más importantes para entender a GD (cuerpo, sentido, acontecimiento, potencia, idea…) y, lo más difícil, logra capturar con elegancia el “deleuzianismo” como atmósfera entrelíneas, sin cargar las tintas en la retórica habitual en este tipo de manuales.
En la misma colección tengo por leer los dedicados a Zubiri y a Althusser, y lo que más echo en falta es una monografía sobre Derrida, un pensador en el que es muy difícil entrar entre otras cosas por la falta de monografías de este tipo sobre su obra. Dado que se saldan tan tirados, deduzco que la colección no tuvo ningún éxito, lo cual es una verdadera pena pues se trataba de una iniciativa muy cuidada y bien planteada… pero no hay mal que por bien no venga, y los cazadores de chollos y gangas editoriales podemos aprovechar este saldo para abastecernos de manuales de referencia. Si espabiláis seguramente aún queden copias del libro de Deleuze: yo no lo he comprado esta vez pues ya lo tenía, pero el día que estuve por allí había una chica con aspecto de punk haciéndose con uno, lo cual me pareció encantador. 



Pedro Almodóvar “Los amantes pasajeros”, 2013

El viernes pasé por el garito gafapasta por excelencia de la ciudad, y en esas ocasiones acostumbro a acercar la oreja a cualquier conversación ajena que se ponga a tiro, para estar al día de a qué dedica sus charloteos la peñita cool: en este caso, comentaban entre risas la por lo visto despiadada crítica de la última de Almodóvar que publicó ese día Boyero en El País. Estos modernos estaban tan sorprendidos de la virulencia de la reseña, que pensaban ir al cine para comprobar si es verdad que “es tan mala como dicen”. Deduzco por tanto que los hipsters siguen con su dogma de que “Lo peor es lo mejor”, en cuyo caso probablemente se van a poner las botas con “nuestro manchego más internacional” y su cine basura para clase medoa. Detesto infinitamente a Boyero, pero lo cierto es que siento un odio equivalente por Almodóvar, cuyo prestigio autorial nunca entenderé. Los Erasmus hablan de sus pelis como si se tratase de un Bergman o un Pasolini, pues misteriosamente al cruzar los Pirineos sus películas consiguen un aura de intelectualidad que a mí se me escapa por completo: su cine me parece una copia barata y churrigueresca del Fassbinder de los melodramones kitsch, pero tan mal filmados, tan mal interpretados, tan rechinantes en sus chistecillos de humor mariquita y cameos de amiguetes, que la sola idea de gastar un céntimo en ver algo suyo se me antoja tirar el dinero, y bajarla en plan pirata, tirar el tiempo. Lo cierto es que en su día filmó tres o cuatro películas muy potentes, pero a partir de “Átame” su cine ha entrado en una espiral de autoparodia y pompa histriónica que, honestamente, provocan a menudo vergüenza ajena, pese a que numerosos babyboomers parecen encontrar en sus grotescas bufonadas una forma de “poética” y “profundidad” que no veo por ningún lado por muy mega-after-ultra-pos-modernos que nos pongamos: lo suyo es sensiblería lacrimógena y marujil a costa de una idea muy obsoleta de “la pasión”, y humor sin gracia que reitera la fórmula del constumbrismo hispanistaní más casposo. Su decadencia de multimillonario que juega a provocador “contracultural” ilustran perfectamente la bochornosa deriva seguida por los “artistas” de la transición, aquella progresía vendida al vil metal y aferrada como una garrapata a las instituciones oficialistas: Almodóvar, Alaska, Ramoncín, Savater, incluso Jimenez Losantos (creo que ya comenté que tengo un libro de Lyotard…¡¡¡traducido al castellano por Losantos en los 70!!!) son ejemplares en la nadería e inconsistencias de aquel sobrevalorado aparato cultural de lo que se vendió como una “Transición ejemplar” (nuestros políticos todavía hacen tours por Sudamérica para vender allí nuestro modelo), cuyas miserias y traiciones alcanzaron su cúspide en asuntos como Bankia: algo empezó a pudrirse cuando los tótems de la movida empezaron a ser entrevistados por Julia Otero y compañía. Inviable atender a Almodóvar después de Lehman Brothers , aunque probablemente esa asociación os parezca demasiado traída por los pelos. En otra ocasión comentaremos las andanzas del penúltimo advenedizo de la saga progre, el abyecto Mario Vaquerizo al que espero poner de verano en un próximo post, y primo hermano de la “españolidad” de un Almodóvar que, en lo personal y lo profesional, se ha convertido en el símbolo perfecto de aquella España que se creyó no sólo rica, sino también culta y moderna, sin ser ninguna de las tres cosas.
Pues eso: mi crítica de la última de Almodóvar se reduce a “no la he visto, ni la veré”.



1 comentarios:

  1. Otra varietè que olvidé mencionar, han sido las celebraciones coruñentas del día del trabajador, que confirman que el personal sigue sin enterarse de nada: para empezar porque ya debería estar claro que este tipo de reuniones pancarteras a la vieja usanza por un oido le entran y por el otro le sale a los que determinan el precio del dinero, así que si realmente se quiere que cambien las cosas (sigo dudándolo) hay que cambiar de estrategia.

    Pero lo alucinante es que ¡¡¡cada sindicato montó una manifa por su cuenta!!! había una galleguista en la que todo el mundo iba con pancartas de un mismo color, y a 300 metros se reunía la de comisiones, también con su iconografía propia y bien identificable. Este tipo de cosas me enferman, ¿¿¿cómo es posible que en un día así los sindicatos pleistocénicos aprovechen únicamente para vender su respectiva moto??? delirante y patético. Cada manifa tenía su lider, sus consignas y su estética, y en determinados momentos parecían competir entre ellos (de hecho se daban la espalda). Para no dar crédito.
    - observer

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