lunes, 25 de febrero de 2013

Tiqqun y el síndrome de Estocolmo

Lo que sustentaba el problema de ¿Qué hacer? era el mito de la huelga general.
Lo que responde a la pregunta ¿Cómo hacer? es la práctica de la HUELGA HUMANA.
La huelga general permitía interpretar que había una explotación limitada
en el tiempo y en el espacio,
una alienación parcelaria, debida a un enemigo reconocible, por tanto derrotable.
La huelga humana responde a una época en la que los límites entre el trabajo y la vida acaban por difuminarse.
Donde consumir y sobrevivir,
producir "textos subversivos" y precaverse de los efectos más nocivos de la civilización
industrial,
hacer deporte, el amor, ser padre o estar con el Prozac.
Todo es trabajo.
El Imperio gestiona, digiere, absorbe y reintegra
todo lo que vive.
Incluso "lo que yo soy", la subjetivación que no desmiento hic et nunc,
todo es productivo.
El Imperio ha puesto todo a trabajar.
Idealmente, mi perfil profesional coincidirá con mi propio rostro.
Incluso si no sonríe.
Las muecas del rebelde venden muy bien, después de todo.
TiqqunCómo hacer




Ocaso, Hogar.


Más que por lo genuinamente original de su discurso filosófico, lo que dota al aura de Tiqqun un brillo tan fulgente es la singularidad del programa de militancia que proponen para el ciudadano contemporáneo. El suyo no es un repertorio argumental especialmente innovador, ni su civismo díscolo propone modales radicalmente inauditos, ni siquiera su aureola estética está matizada hasta perfilar una silueta reconocible como única, pero la conjugación que llevan a cabo de su constelación de referentes morales e icónicos, y la atmósfera general de todas sus presentaciones en sociedad, han hecho de ellos una de las insularidades más potentes y respetables de todo el racimo de banderas contestatarias que han proliferado al calor de la lumbre de la “crisis”. Uno nunca sabe el rol que la Historia tiene preparado para este tipo de fenómenos, pero es probable que con los años su nombre sea incorporado con galones de excepción a la genealogía de los grupúsculos revolucionarios urbanos que, en la estela de los Situacionistas o Weather Underground, articulan el imaginario político de los urbanitas más discoformes con lo que les rodea.
Cuando leí “Introducción a la guerra civil” me sorprendió la solidez que mostraban en la conceptualización de su ideario, detallado minuciosamente mediante una lógica coherente y bien armada, en la que trenzaban con envidiable solvencia el arsenal habitual en el post-marxismo más literario (la “vida” de Agamben, la biopolítica de Foucault, el ubicuo Imperio negrista, el territorio de Deleuze, el Especáculo de Debord, la velocidad de Virilio, la ironía de Baudrillard) para obtener un discurso no sólo impecable como estructura de pensamiento, sino seductor emotivamente por la simpatía del pathos que describían, y en el que todos podemos sentirnos reflejados: la sociedad que enuncian en su literatura (definida por la introyección de la exterioridad, un planeta donde el afuera ha pasado a dentro), hipócritamente represiva con los impulsos vitalistas y las inevitables heterodoxias que producen sus dispositivos, promueve un ciudadano mediocre y embebido en una “Guerra civil” silenciosa en cuyas batallas se compromete la viabilidad de las “Formas de vida” que excedan los delimitaciones normativas previstas por “la cultura”, en lo que viene a ser algo así como una histerización del “malestar en la cultura” freudiano empapando la esencia misma de la convivencia en la polis. Bajo sus aparatosas deducciones conceptuales y citas cultistas al pensamiento revolucionario clásico, late un tipo de afectividad no muy habitual en un campo tan sobrio como la filosofía, pues Tiqqun es la puesta en discurso de un sentimiento, la descripción a cara de perro de la forma de padecer el mundo propia del “Bloom”, el ingenioso protagonista de su literatura (algo así como su dasain) cuya heroicidad consiste en renunciar a la acción propia del héroe. Ya que el capitalismo nos ha dejado sin un afuera hacia el que huir en calidad de bárbaros, al superviviente de sí mismo (extenuado ante la sutilidad con que el micropoder se infunde en la estructura misma de sus carnes) sólo le resta la opción de habitar la extranjería: “Todo lo social se nos ha vuelto extranjero”, dicen en Cómo hacer. Hacer un hogar del ocaso de occidente.




Las infinitas mordazas impuestas por un panorama tan asfixiante y oprimente como este (la realización plena del nihilismo fagocitada por la esquizofrenia del capital) desactiva la potencia emancipatoria de las viejas dinámicas humanistas, lo que lleva a Tiqqun a proponer una curiosa –y muy poética- reformulación de la insurrección a través de la radicalización de la alienación. La “guerra civil” de la multitud mediocre y neutra, la afirmación de la singularidad en un universo de representaciones vacías y estériles, pasa por ejercer con astucia la nulidad del hombre-masa, cuya desaparición en el seno de una “Muchedumbre” anestesiada le permite el ejercicio de sublevaciones microfísicas que hacen del “preferiría no hacerlo” de Bartleby en el mandamiento último de la Resistencia: practicar el sabotaje, el camuflaje, la indistinción, el devenir imperceptible, el agotamiento del Yo (instancia secuestrada en su esencia, irrecuperable para el plan revolucionario) y, sin un manual definido de acción protesta, sobrevivir alienando la alienación con actitud sonriente e infiel a todo dogma o manual de instrucciones. Sus textos son recomendabilísimos por su fiera y ruda poesía, que seducen por su muy convincente análisis de la situación actual, y luego desconciertan por la vaguedad, ambivalencia e indefinición de las medidas reactivas que proponen para cada Uno, que paradójicamente ha de transustanciarse en un “nadie”. Su fundamento más característico es la exhortación a quedarse en el sistema y desaparecer en él como un virus que contribuya a su decadencia y putrefacción, renunciar a la aspiración romántica de una “emancipación” extática como catarsis negativa de la historia, y a la huida imposible hacia un “afuera” que deja de ofrecer cobijo cuando el Poder, como digo, ha sido inoculado hasta lo más íntimo de nuestras vísceras. Nietzsche como redactor sacrosanto de la carta magna de una insurrección feliz que, según varios analistas, se apropia de la idea hegeliana de la negatividad a través del pensamiento de Alain Badiou. Lo dice con mucha belleza Castro Rey en una de suscharlas: la multiplicación de las conexiones a costa del vaciado de los contenidos, que convierte al sujeto omniconectado en una especie de nada puesta en marcha.
¿Nos creemos a Tiqqun? ¿Aceptamos con ellos que no hay posibilidad de fuga y que la práctica del vivir ha de conseguirse por fuerza en el seno de una Polis capitalista que ha arrasado la planicie extramuros?
IMHO los activismos anticapitalistas se encuentran a día de hoy ante una situación paradójica que compromete severamente la coherencia entre discursos y prácticas: tal vez sí que haya un “afuera”, o al menos la posibilidad de crear nuevas comunidades en un territorio sin estratificar, en un nuevo socialismo de la autogestión que, actualizando y mejorando el espíritu de Thoreau, permitan construir espacios en los que trascender la condición opresiva del “Bloom”. El vaciado del rural ha puesto a disposición del ciudadano herido la hoja en blanco que son las aldeas abandonadas, susceptibles de acoger comunidades autogestionadas en las que permanecer inmunes a la “Guerra civil” del capitalismo de estado. Si, con Tiqqun, renunciamos a la aspiración de emancipación en el seno de una civilización insalvable, ¿por qué quedarse en la polis, si ésta está secuestrada por la ideología de la producción y el consumo? Hasta donde yo he leído, Tiqqun no dan una respuesta sobre la viabilidad de las comunas o las sociedades libres. Como decían nuestros abuelos “el que quiera ser hippy, tiene mucho monte al que mudarse para hacerlo”, una lógica incontestable ante la que deben posicionarse muchos revolucionarios urbanos que por un lado afirman aborrecer la normalización panóptica de la vida en la ciudad, pero al mismo tiempo son incapaces de prescindir de tantas bondades como ésta ofrece a las formas de vida. Esta cuestión en realidad evidencia que Tiqqun es un movimiento (o un “medio”, como prefieren denominarse ellos) tremendamente romántico y humanista en el sentido clásico, pues el horizonte de sus aspiraciones pasa por la heroicidad reformista de incidir sobre el mundo para ¿mejorarlo? Lo cual es en realidad una práctica cobarde, pues se sirve de la inexorabilidad del capitalismo como excusa para no afirmar una forma de vida radicalmente diferente. ¿Qué queda del Bloom si escapa de la ciudad?


Alien Thoreau

He ahí una aporía irresoluble en el planteamiento Tiqqun, que como tantos otros revolucionarios parecen guiados únicamente por la belleza del gesto estético de la insurrección, en torno a la cual construyen su identidad y sin la cual dejan de tener “sentido”. Todo esto, al hilo de que lo último que se sabe de uno de sus más notorios componentes – Julien Coupat- es que vive en una granja comunitaria autogestionada, el camino al que por lógica conduce toda la analítica Tiqqun: ya que toda revolución es “egoísta” y su objetivo es la liberación individual y no la de una comunidad inexistente, ya que el horizonte del activismo no es la emancipación de lo común sino la sobresaturación de su naturaleza alienante, la consecuencia única es la construcción de una sociabilidad propia, al margen (afuera) de los tentáculos del biopoder, ahora que es materialmente posible y existen lugares donde hacerlo. La indisumulada misantropía que recorre subterráneamente la oratoria de este colectivo conduce a la paradoja de insistir en habitar una polis abyecta en lugar de acometer la dificultosa y pesada tarea de formular un “Mundo B”. No sé qué responderían Tiqqun a una vieja pregunta de Jacques Ranciere: ¿Por qué queréis liberar a una sociedad feliz en su alienación? ¿Acaso la tétrica decadencia capitalista es demasiado adictiva como para que tengamos el coraje de organizar un mundo a nuestra medida? Es más, la clave consiste en responder a: ¿sabríamos hacerlo?
Esta contradicción es generalizable a casi todos los herederos de Foucault, que como ya he dicho, se quedan vacíos de ideas si se les priva de un enemigo frente al que posicionarse y ante el que, por oposición dialéctica, definirse: el posestructuralismo no “afirma” nada, no tiene ideas para la promoción de nuevas comunidades diferentes a lo ya conocido, pues toda su analítica da por hecha irreflexivamente la inexorabilidad del biopoder, para el que no plantean más alternativa que el parasitado hipócrita de sus márgenes. IMHO eso es lo que echó por tierra movimientos como el 15-M: todo su discurso se limitaba a la “crítica” del status-quo, pero incapaces de afirmar algo radicalmente diferente que permita vivir de otra manera, demostrando una solvencia y capacidad suficientes como para poder dejar atrás el infierno consumista, . De este modo, casi todos los movimientos de disidencia contemporáneos sufren un perverso síndrome de Estocolmo que los lleva a depender del Mal para adquirir sentido: es la más pura y radical instancia dialéctica que se pueda concebir en política, la definición del “nosotros” por oposición a un “ellos”, devaluando colateralmente la creatividad política hasta reducirla al ejercicio mediocre de la mera denuncia.
Tiqqun, entonces, quizás funcione eminentemente como espectáculo estético: un credo religioso que viaja de pantalla en pantalla ofreciendo el glamour de una insurrección íntima y romántica, pero absolutamente ineficiente, subsumida al status quo al que se enfrenta: un placebo para sobrevivir la mediocridad, antes que un antivírico con el que sanear el mundo. La enfermedad moral de occidente es suficientemente febril, el cuerpo del capitalismo está suficientemente débil, como para que sí sea posible agarrar el toro por los cuernos y afirmar otro mundo, en lugar de enrocarse en la negación del existente. La solución de Coupat es la única coherente: romper la baraja, salir de la polis, desvestirse el disfraz de Bloom, autoconstruir valientemente un afuera como renuncia a la teta maternal del capital y su plasticidad infinita.




14 comentarios:

  1. Pues yo estoy de acuerdo con Tiqqun y el asunto ese de la huelga humana. Y eso mucho antes de leerles gracias a tus anteriores sugerencias, pues siempre pensé que oponerse frontalmente a alguien más fuerte que tú, además de ser una estupidez, justificaba su existencia -que no es otra que ir corrigiendo su forma de ser, es decir, controlarte o manejarte mejor-. Porque también el capital “depende del Mal para adquirir sentido”, y en mayor grado aún, porque lo que necesita sobre todo -en el colmo de su delirio, ya que parece que va muy “sobrao”- es producir nuevas “necesidades”.

    Yo supongo que lo único que ha hecho Tiqqun -que ya es bastante, pues no se puede hacer otra cosa- ha sido intelectualizar esto que ya estaba ocurriendo hace tiempo, al menos desde que la sociedad disciplinaria se volvió más “tolerante”, o por decirlo de otra manera: más sutilmente disciplinaria. Puras autocorreciones duales antagonistas que diría JB.

    Además, por lo que vengo observando, cada vez hay más gente joven en huelga humana, es decir, en huelga de tener que identificarse con algo a lo que aspiren a ser. Así que supongo que ya han visto la “jugada”, o más bien que las formas sutiles que va adoptando el poder se van autoevidenciando, no sé. Tengo la sensación de que la única aspiración de todos es al apocalipsis, porque ni los más ricos y poderosos tienen capacidad para regular la deriva enloquecida y controladora del capital: una dictadura que yo supongo que a los que más cabrea es a los más poderosos, puesto que ven que ni siquiera ellos pueden controlar nada, ya que sus decisiones son tomadas por máquinas, y no pueden contradecirlas porque tienen mucho más que perder que los pobres... ergo los pobres, en este sentido, incluso podría decirse que son más libres que los ricos, al ser más posible que puedan vivir sin tantas máquinas ni tantas técnicas ¡Vaya paradoja! Aunque lo mismo podríamos decir de otros animalitos, claro :-)

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  2. Por otro lado sí creo que hay muchas alternativas que se aplicarán cuando colapse el capitalismo, y están muy trabajadas y elaboradas por grandes “cerebros”, tanto en economía, como en medicina, como en tecnologías alternativas, pedagógicas y todas esas cosas que interesan a la “sociedad”, “el común”, o como se quiera llamar. Pero no pueden llevarse a cabo hasta que la dictadura del capital colapse totalmente, es decir, hasta que no se evidencie totalmente para todos -superricos incluídos, o más bien sobre todo- esta situación absurda y suicida.

    Sobre el asunto de “por qué querer liberar a una sociedad feliz en su alienación” a mí me parece evidente: porque la alienación de los demás -su domesticación- conlleva no sólo mi alienación, sino mi obligatoria existencia en un mundo de relaciones alienantes, dominantes, despiadadas y absurdas, que podrían muy bien ser de otra manera, pero no, no lo son debido a la lógica despiadada y dominante del capital -una lógica que se ha vuelto -o tal vez siempre ha sido- demasiado inhumana como para permitirla que limite hasta extremos inauditos mi existencia humana-.

    Un último apunte: irse al campo a una ecoaldea puede ser una buena idea -una opción como otra cualquiera si uno no puede aguantar esto más-, pero contemplar como el Mal se desintegra a sí mismo, y contribuir mínimamente desde las posibilidades que cada uno tiene a que esto ocurra, me parece otra opción tan coherente -o más- que vivir en una “PCera” (lo digo sin ánimo despectivo, sino tan sólo un poco crítico :-)

    PD: añado dos vídeos ilustrativos, por si a alguien le interesa la evolución “del punk a la ecoaldea” o “la guerra asimétrica y total”, y aunque esta guerra no es de la que hablan en Tiqqun, algo de su estrategia se le parece mucho (en este último vídeo el asunto está a partir del minuto 15.15)

    http://vimeo.com/34608613

    http://youtu.be/KrmhChRfg3Y

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  3. Gracias por tu brillante aportación amigo post dos, qué me vas a contar, yo mismo estoy atrapado en mi disfraz de Bloom y presa del síndrome de Estocolmo hasta el tuétano, y la lectura de Tiqqun me interpela y conmueve. Sin embargo vuelvo a Hegel: son el tipo de discurso que pierde su sustancia si se prescinde de aquello a lo que se oponen, lo cual no deja de ser paradójico visto que su metafísica es la de la afirmación vitalista. Espero todavía que alguien me convenza de que podemos permitirnos el lujo de esperar al apocalipsis del capital sin un plan para el día después. No sé, los blooms siempre hemos sido cobardes, pragmáticos y aprensivos... ¿o era aprehensivos? - Observer

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  4. "Sobre el asunto de “por qué querer liberar a una sociedad feliz en su alienación” a mí me parece evidente: porque la alienación de los demás -su domesticación- conlleva no sólo mi alienación, sino mi obligatoria existencia en un mundo de relaciones alienantes, dominantes, despiadadas y absurdas, que podrían muy bien ser de otra manera, pero no, no lo son debido a la lógica despiadada y dominante del capital -una lógica que se ha vuelto -o tal vez siempre ha sido- demasiado inhumana como para permitirla que limite hasta extremos inauditos mi existencia humana-.
    "

    Me gustaría comentar lo drámático de tu postura IMHO, pues conduce a una contradicción esencial como es la de "emancipar a hierro y fuego", algo que por ejemplo la Iglesia lleva siglos haciendo: tu postura es en el fondo totalitarista (lo cual no es algo malo, es totalitarista conforme al significado que Zizek da a esa palabra) pues partes de que en tu poder tienes una Respuesta total desde la que cancelar la alienación ajena. ¿No? Es una postura que se coló IMHO en la filosofía continental de la mano de Heidegger y su presuposición de que hay "existencias inauténticas" y que la labor del visionario es liberar al rebaño de su sometimiento cognitivo, lo que viene a ser continuación de la idea marxista de la alienación. Alguna vez comentabas que Baudrillard también cree que hay existencias más auténticas que otras pero... ¿quién te legitima para imponer tu emancipación a los demás, simplemente porque te gustaría vivir en un mundo más a tu medida?
    Por ello encuentro tan sugerente la postura dialéctica: en una época de globalización caracterizada por el sincretismo de creencias (lo que a tí te emancipa a otro lo alienará, y viceversa) la solución pasa por el diálogo. Lo que tenemos que lograr no es convencer al Otro de que siga nuestro camino, sino mediante el diálogo establecer "puentes" que me permitan a mí desarrollarme según mis criterios existenciales, y a los demás según los suyos. Ese diálogo me falta en Tiqqun, que como solución a la imposibilidad de "domesticar" al mediocre proponen una Guerra Civil. Puede haber soluciones pacíficas si aceptamos que incluso el ser más alienado y secuestrado por la ideología del capital, lo único que espera de la vida es un poco de placer, cariño, tranquilidad y que le dejen en paz. Aceptemos que la propuesta de una "Guerra civil" interpretada literalmente, no lleva más que a la acentuación de los conflictos.
    No sé. Estoy bastante fascinado por la dialéctica y quiero empezar a pensar todos los acontecimientos en términos de diálogos que conduzcan a síntesis; las "síntesis disyuntivas" de las que tanto hablaba Deleuze en el fondo no conducen a ninguna parte. No sé, no tengo ni idea.

    .- Observer

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  5. Vaya!! Pues a mí Tiqqun no me interpela ni me conmueve demasiado. Me siento identificado con lo que dicen. Y eso es todo, porque afiliaciones no piden... sobre todo porque saben -y sabemos los que nos identificamos con ellos- que no las necesitamos. Las cosas simplemente “aparecen” y “desaparecen” bajo determinadas circunstancias. Y ahora pues hemos “aparecido” unos elementos tan ajenos a lo social como para lo social lo somos nosotros. Aunque hayamos sido incubados por lo social -no lo niego-. Pero lo social ha sido desmantelado por el capital, y lo único que queda es la ilusión regresiva... como de casi todo, claro.

    Sobre la “autenticidad de las existencias”, la verdad es que me importa un pimiento semejante concepto de autenticidad. Y no creo que Baudrillard hable de eso, sino más bien de lo contrario, puesto que creo recordar que dice algo así como que “uno se dedica a buscarse a sí mismo cuando no tiene otra cosa mejor que hacer” :-)

    Lo de “imponer la emancipación a los demás”, por cierto, es una interpretación “extraña” que no sé bien de donde la sacas que yo intento promulgar a los demás para “vivir en un mundo más a mi medida”. Precisamente si de algo estoy seguro es de que yo no tengo ningún camino, es decir, ninguna medida concreta que quiera “imponer”, salvo precisamente oponerme a esos “puentes” de los que hablas que puedan permitir “desarrollarnos”, y que IMHO son el camelo perfecto de los que están al otro lado del infierno para que crucemos hasta él. Como ya te dije en una ocasión anterior: “los caminos del infierno están empedrados de buenas intenciones”, como una y otra vez ha demostrado la Historia y cualquier historia.

    Según he leído, fue Nietzche el que inauguró esta filosofía de la sospecha. Y no me extraña nada, a partir del momento en el que se descubrió que a un rebaño de ovejas -osease a nosotros-, se nos podía poner un cercado eléctrico para no traspasarlo, y luego quitarlo con toda seguridad de que no intentaríamos huir. Pero hay especies que no se pueden domesticar, incluso mutan en forma suicida. Que es IMHO lo que está sucediendo con la humana.

    El asunto de la dialéctica, es bonito y estoy de acuerdo en que el “toma y daca” verbal, cognitivo, emocional, fenoménico, y hasta cosmogónico -o cosmoagónico, como se prefiera-, pueda constituir una “danza” -como al parecer también decía Nietzche-. Pero en el universo sólo existen fenómenos extremos como dice Baudrillard. Nada de danzas sutiles y embriagadores equilibrios. Son las fuerzas de oposición, como coincido con JB, lo que IMHO son capaces de crear algo. Y eso no es precisamente una “danza”, sino una guerra más bien. Otra cosa es que como seres “civilizados” que somos, esa guerra no la hagamos ya a golpes. Pero la masacre que está realizando el capital -a todos los niveles- resulta demasiado insoportable a demasiadas personas como para seguir dialogando bajo sus “dialécticas” reglas.

    El asunto de la dialéctica, que yo no sé muy bien en qué consiste, pero viendo la wiki es lo que me imaginaba, creo que está superadísimo. Ya no por la física teórica, sino por la experiencia personal de cada uno de nosotros y nuestra relación con el capitalismo. El Estado ha sido desmantelado por el capital. El sujeto ha sido desmantelado por el objeto. ¿De qué lógica habla ese tal Hegel? ¿De qué amos habla, si todos somos esclavos del capital, de los objetos y del lenguaje? ¿De qué esencia y de qué existencia habla, si ya no existimos ni somos nada sin los objetos que nos rodean, sin el lenguaje que según dice no se quién “nos atraviesa”, sin el capital que nos “ceba” como a cerdos en un matadero para seguir moviendo el capital, las máquinas, las palabras y los discursos?

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  6. Evidentemente existe una dialéctica entre los objetos, el lenguaje y los seres animados -incluidos los dibujos-, pero no existe quorum ni nunca existirá ningún acuerdo, no sólo entre ellos, sino entre nosotros mismos. La dialéctica -la oposición de fuerzas- es lo que provoca el movimiento, y en el universo, todo -absolutamente todo-, siempre está en movimiento. Pero son las formas en las que se encadenan las cosas, los acontecimientos, las ideas, etcétera, etcétera, lo que hará que unas formas duren más en movimiento que otras. Y el ser humano se paralizó en el momento en el que se hizo sedentario. Esta discapacidad -IMHO- sin embargo capacitó a las cosas para empezar a moverse en simbiosis con el lenguaje. Pero una vez que seamos prescindibles los humanos como catalizadores de tal simbiosis, la dialéctica seguirá en su antagonismo perpetuo, creando nuevas formas de movimiento autónomo que aguanten más que nosotros. Y yo no me opongo a esto. No me opongo a desaparecer, ni como ser autónomo ni como especie. Lo único a lo que me opongo es a que mi existencia sea miserable y absurda. Entendiendo esto como un “sacrificio” a la dialéctica universal. Y me opongo a cualquier tipo de “sacrificio” en nombre de cualquier tipo de “evolución”. De hecho creo que incluso a mi pesar y con mi actitud, lo único que hago es alimentar ese antagonismo creador de fuerzas, que es la oposición. Por eso ya no me interesan los “puentes” ni la dialéctica. Los veo como un camelo de los objetos, de las palabras y del capital para que siempre nos estemos “sacrificando” por algo. De ahí que esté tan a favor de la huelga humana.

    Pero no me ha hecho falta pensar nada de nada para llegar a esta conclusión. Desde pequeño esta sociedad me alimentó para aborrecerla. Y fue esta misma sociedad la que me fabricó tan antagonista. A mí y cada vez a más, según veo. Pero según sospecho también, cada vez somos más los que transmitiremos este antagonismo “secreto” a las máquinas que nos sustituirán. De modo que también seremos utilizados por la dialéctica universal. Pero al menos que no se diga que no intentamos advertir a los nuevos posthumanos los tejemanejes del destino dialéctico, de la misma manera que ya nos lo advirtieron los primeros filósofos, poetas y demás gentecilla que le daba vueltas a la cabeza intentando entender este “merecumbé”.

    PD: Esto es para lo que sirve la dialéctica... para provocar al contrario... a ver qué tal baila, y qué nuevos pasos de baile le incita a hacer... :-)

    tks!

    PD 2: por cierto, mientras escribía la perorata estaba escuchando esto... de modo que tal vez mis palabras estén influidas de un “extraño” primitivismo tribal, no sé.

    http://youtu.be/eE0Hy-ephtI



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  7. Post scriptum..
    He ido a consultar una cita baudrillariana al respecto de lo anterior y el asunto Tiqqun... y la encontré:

    "La cultura contradice cualquier capital genético. Es el hechizo, el resplandor que contradice a la biología, la herencia, etc., y resume toda una dinastía en una generación.
    Lo que no se obtiene en una sola generación es la soltura y el valor.
    Los mutantes son cobardes".

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  8. Esto está tomando tintes de Agria Polémica!!!

    En realidad, tal y como yo lo veo, Hegel se presta a muchíiiiisimas interpretaciones de todo tipo: desde el marxismo hasta la ultraderecha, cada cual ha ido apropiándose de sus ideas hacia una dirección que le convenga. Tu discurso no creo que sea "anti dialéctico" sino todo lo contrario, pues al fín y al cabo estás hablando de cierta lógica del devenir (sobre todo en esa figura tan bonita de la deriva suicida de la especie humana, bastante plausible aunque aterradora).... en fin haya paz y espero poder debatir dialécticamente estos particulares con más calma (estoy en una biblioteca, de pie, y a tres minutos de que se me cierre el interné). Mientras tanto y como siempre en estos casos, queda usted formalmente retado a escribir un post sobre lo que se le ocurra al hilo de Cómo Hacer. ¿Cómo hacer, señor Post Dos? Un abrazote y gracias meu!!! mañana responderé con más saña, agonismo y virulencia - observer

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  9. Ok. Totalmente de acuerdo. Todo es dialéctico y todo tiende a su desaparición. Efectivamente soy dialéctico. A mí lo único que me molesta son las leyes dialécticas de esta civilización que me ha tocado vivir, insisto:

    http://www.flickr.com/photos/93580883@N07/

    PD: Seguramente me molestarían las leyes dialécticas de cualquier otra civilización, eso ya lo sé... pero ese asunto lo tendrán que resolver los robots a los que no les gusten las leyes dialécticas en las que han nacido o bajo las cuales han sido fabricados, supongo. Yo sólo digo que hay que advertir a esos futuros robots que han sido fabricados así para oponerse a las leyes dialécticas, para dar sentido a la vida de los robots "buenos" y que así puedan esforzarse en acabar con los "malos" en la defensa de unas leyes dialécticas que son creadas por quienes pueden crearlas -e incluso "corregirlas" si ven peligrar sus "creaciones" ad hoc-. Y no me refiero a los jueces, los políticos o los mercados; me refiero a los objetos, las palabras, y sobre todo al capital, con su lógica ya no insensata, sino perfectamente lógica y racionalmente suicida, en ese devenir que le ha hecho reproducirse y que en breve acabará con la especie humana -eso no me desagrada por cierto, lo que me desagrada es que los futuros posthumanos, cyborgs o lo que sean, sigan tan engañados y atontados como nosotros lo estamos. Aunque me temo que la dialéctica inventará otra forma de antagonismo secreto. Cachisss!!

    PD2: por cierto, ¿habrá existido algún periodo histórico en el que la dialéctica no haya sido tan puñetera? ¿o es que la dialéctica, más que histórica es esencialmente histérica?

    PD3: intentaré pensar en "los puentes" para un post, a ver si al menos arquitectónicamente podemos "arreglar" la puñetera dialéctica de un vez por todas ;-)


















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  10. Me parece que en cualquier toma de partido por algún modo de vida subyace un horizonte utópico al que nos vemos llamados. Ante cierta incomodidad, normalmente y en gran medida imaginaria, se despierta el deseo de cambiar la situación, y todos queremos traer algún paraíso a la tierra, más o menos incluyente -o excluyente. Nos hace falta un culpable que sirva de imagen del Mal, muchos se culpan a sí mismos (a veces como forma de culpar a otros). Ya se sabe que tras una revolución, además de calamidades, sólo se puede esperar la siguiente. Ya se sabe que muchos necesitan los deportes de riesgo, escalar el Everest, alcanzar la iluminación en la renuncia, acariciar la idea del suicidio, recrearse en el hastío, cualquier cosa con tal de procurarse un sentido; aunque sea en el extremo el sentido de no tener sentido. Conquistar los momentos del poder, esto es, influir en el curso inercial de lo existente según la voluntad propia, por precaria que sea. Vivir lo excepcional aún en un ejercicio simulado, por otra parte indistinguible de lo real. Pero esto digamos que es la situación de partida, el punto cero del ignorante, a partir de aquí podemos comenzar a ser ignorantes.

    Me apetece señalar un tema tangencial, un tema cómico, las nuevas doctrinas de la new age como simulación de un suicidio. Supongo que te habrás encontrado con más de un individuo que trata de "matar al ego" (¿desde el ego claro?, matamos al padre, al ego, en fin. ¿Hay algo más arrogante que semejante pretensión? ¿Una confusión más terrible? Seguro que las hay, pero ésta no tiene desperdicio. La línea de investigación consistiría en conectar esta renuncia al sí mismo con el suicidio, el vacío existencial es obvio, con la finalidad de comprender la naturaleza del cansancio, la enemistad con uno mismo y con la exterioridad, y de qué manera este cansancio se transforma en estilo de vida, y cómo se pueden utilizar esas formas de existencia aplanada a modo de lanzadera.

    Tras las notas de oscuridad del último párrafo me despido atentamente.



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  11. Sólo un apunte para "Precesión del perihelio":

    La "enemistad con uno mismo y con la exterioridad" de la que hablas, es algo que por ejemplo en mi caso me gusta, sobre todo porque me entretiene mucho. Y en caso de que no me gustase o fuese insoportable, para eso el ser humano dispone del mecanismo de los simbólico, es decir, que no tiene por qué suicidarse ni matar su ego de ninguna manera tangible y explícita, porque el ser humano puede hacerlo todo con simulaciones, es decir simbólicamente. Esto se puede ver muy bien en la renuncia a sí mismo que existe en toda pareja de enamorados, o mismamente en la renuncia que existe a sí mismo en unos padres respecto de sus hijos, de un pintor con su obra, o de un escritor con sus palabras -por muy mal escritor que sea :-)

    El vacío existencial puede ser llenado perfectamente con un suicidio simbólico, cosa que no pueden hacer los animales, y precisamente por eso les envidiamos tanto, porque ellos no están alienados por el mundo simbólico que precisamente es el tipo de existencia que el devenir ha deparado al humano. Por eso pensamos que el animal es mucho más “auténtico” que el humano, porque vive fuera de lo simbólico. Y por eso deberíamos de dejar de envidiarle para pasar a dejarnos fascinar por algo que jamás poseeremos, pero que deberíamos de valorar y cuidar mucho más de lo que lo hacemos.

    Lo mismo ha ocurrido con las tribus indígenas del amazonas, a las que los antropólogos ni si quiera pueden acercarse porque nunca han tenido contacto con otros humanos -con otras culturas-, ya que en su intento de comprenderlas las contaminarían desnaturalizándolas, haciéndolas desaparecer de la misma manera que la fiebre desnaturaliza un virus “maligno” o “disfuncional”. De modo que no sólo es imposible estudiarlas, sino que ni siquiera es posible observarlas. Menos aún encontrar ningún tipo de “autentidad”... fuera de su actualización simbólica a través del “tribal techno remix” que sugería en el anterior comentario, por ejemplo :-)

    Saludos.

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    1. No coincido con tu punto de vista en varios aspectos. Primero no acepto que el lenguaje nos aliene así de entrada, más bien al contrario, el lenguaje me parece un modo de acceso al mundo (en mi opinión un modo de acceso privilegiado). Segundo, no se pueden separar las operaciones físicas de la realidad pensada, como si se tratase de dimensiones de suyo aisladas en la experiencia. Tampoco veo una renuncia a sí mismo en los enamorados, pues se ama precisamente (en el mejor de los casos) la singularidad del otro con la distancia que esto implica, en otros casos será cuestión de pretendientes a un mismo objeto, y en otros pues lo que nos dé por imaginar; pero no imagino en qué caso supone una renuncia a sí mismo. Tampoco en los padres respecto a sus hijos, aunque en un momento dado y según la imagen romántica de la paternidad dieran la vida por salvar la de sus hijos. Esto sería una decisión puntual. No veo esa renuncia del sí mismo en lo que concierne al esquema identitario que llamamos yo. Tal vez ocurra en la impresión que nos formamos de algunas novelas o de algunas películas... difícil saberlo. Ya me contarás.

      En cuanto al suicidio, partamos de que es el acto mediante el cual un individuo aborta voluntariamente su continuidad existencial, se quita de en medio, dice: definitivamente ya no más de esto. Y creo que este deseo de desaparición absoluta es la base sobre la que se modula el simulacro de algunas doctrinas new age, así que no creo que llene ningún vacío existencial, simplemente mantiene al suicida en un letargo rentable. No fuera de sí, sino sin en sí, lo que se conoce como despersonalización. Entonces lo que intento expresar es que la new age de la desaparición del ego (que no es otra cosa que un tergiversación poco afortunada de algunas doctrinas orientales) transforma sujetos cuyo horizonte utópico es el suicidio en adeptos (un grado intermedio, estancado, de su deseo de desaparición total).

      Sobre la tribus indígenas del amazonas, precisamente imagino que su grado de individualización no puede asemejarse al que permite una civilización industrial avanzada. Entonces esto que dices es como decir que ¿desnaturalizamos? al enjambre de abejas al observar sus pautas conductuales. Sin duda la experiencia interna de una abeja nos es mucho más distante que la de un indígena. No entiendo a qué te refieres con lo de autenticidad, aunque intuyo por lo que has escrito que te refieres a alguna especie de esencia pura no contaminada, así que igual andas por los derroteros diagramáticos de Levi-Strauss o algo así. Auténtico se aplica a aquello que no es falso, ni una imitación, pero se aplica en un contexto que le dé sentido, en una situación. Si nos cansan los crucigramas del periódico podemos pensar que hay simulacros auténticos, verdaderos simulacros, simulacros falsos, entonces sucesos auténticos; pero esto son trucos que permite el lenguaje, juegos sin un mayor interés que el que pueda tener un pasatiempo. A mí lo que me importa es servirme del lenguaje para señalar el problema adecuado y después intentar recorrerlo, si para ello es necesaria la imprecisión o la contradicción no veo que suponga un escollo insalvable. Puede que la docta ignorancia sea lo más prudente pero yo, cual osado montañista, alzo la vista hacia cotas superiores. ¡Ahí es nada!

      Saludos cordiales

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  12. Muy bonita la frase esa del "letargo rentable"... pero ¿es que acaso no vivimos todos en un "letargo rentable" gracias a la expansión del capitalismo? Esa es IMHO la secta de la que es más difícil de escapar, por cierto.

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  13. En relación al texto no me parece una buena interpretación , he estado leyendo tiqqun hace un par de años y tomo la critica y propuestas que hacen como una subjetividad radical estética frente a un mundo amorfo homogéneo espectacular de la ruptura cotidiana donde los elementos del yo son vaciados de contenidos pues la alienación del imperio ha superpuesto el movimiento mismo ....de ningún modo se puede interpretar desde la critica jacobina ciudadanista contra el capital ...sino mas bien desde un sentido integral e incluso antropológico de la ruptura insurreccional frente a la mercancia y sus dispositivos , a travez de la comunizacion conspirativa donde en todos los frentes se generen resistencias en la guerra que vivimos .¿o es que acaso ellxs crearon la guerra con sus escritos ? yo lo considero mas bien el reconocimiento condicionante de la misma evolución de el espectáculo autocontrayendose a niveles de miseria e indignidad total donde la no-vida ha pasado a ser la verdad absoluta: ya no es la nada revelándose frente al existente , sino frente a lo no-existente, lo totalmente alienado ...y no es que propongan "la alternativa" a tamaño apocalipsis sino más bien dan cuenta de otras panorámicas que se han ido dando durante los últimos tiempos frente a la praxis contra la mercancía.... llevan la visión utópica ( bañado de metafórico nihilismo existencial) a lo que ha la nutre de movimiento, elementos de negaciones autonomas para la aproximación de un sueño que no es justamente esto , a través del acto comunizante , de un entendimiento del como hacer y no de lo "político a sus grandes anchas" del "que hacer"...habria que ver que el aporte es justamente contra esa exactitud totalizante , aburrida y alienante de los grandes sistemas de las ideologías o filosofías varias, es un manifiesto que se lee por sí mismo y que justamente identifica a muchos de nosotrxs los que vivimos esta contemporaneidad manera de tolerarse en un desierto generalizado de mercancías y estados ......bueno mas se puede decir pero no se si sea necesario (creo que igual haré un texto sobre los tiqqun , ahí podré explayar estas ideas que expuse)

    saludos!!

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