Ben Goertzel vs. Jackie Siegel
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En los círculos progresistas españoles, el
antiamericanismo es condición imprescindible para ser considerado “persona
culta y concienciada”, dándose por sentado que “el sistema” es fundamentalmente
“el sistema americano” y que el odio a la patria de la Superbowl es el mínimo
común múltiplo de todos los intelectualos que se visten por los pies. Los USA
son a ojos del hispanistaní de izquierdas el país de Bush, de las guerras
preventivas, las desigualdades sociales, las teleseries de Aaron Spelling, la
corporatocracia, las conspiraciones de la CIA, los asesinos psicópatas adolescentes, el
creacionismo, los mullets y Dios sabe cuántas aberraciones más. La vieja
Europa, sabedora de su condición de testaferro de la Historia con mayúsculas,
sigue pensándose a sí misma como el epicentro del progreso humano, y tendemos a
valorar al amigo americano como una patria asilvestrada, esquizofrénica,
inculta, violenta y que, en general, no mola nada. Mientras el intelectual continental medio
debatía en francoalemán las sutilezas del Ser y la Nada, los yankis se
conformaban con simulacros culturales embrutecedores, la sacralización del
dinero, el imperialismo geoinstrumental y los modales torpes del “nuevo rico”
de la aldea global. Según la leyenda, en
USA todos piensan que Madrid está a veinte minutos de Mexico DF … pero lo
cierto es que ninguno de los aquí presentes tiene ni idea de la distancia que
pueda haber entre, por ejemplo, Bangkok y Hanoi. Quiero decir: los europeos no
somos tan Europeos como creemos, ni los americanos son tan americanos como
damos por sentado.