viernes, 15 de marzo de 2013

bipolares #4: defacement,burka




Defacementis a type of vandalism that involves damaging the appearance or surface of something. The object of damage may be architecture, books, paintings, sculpture or other forms of art.

Examples of defacement include:

    Marking or removing the part of an object (especially images, be they on the page, in illustrative art or as a sculpture) designed to hold the viewers' attention
    Scoring a book cover with a blade
    Splashing paint over a painting in a gallery
    Smashing the nose of a sculpted bust

Iconoclasm led to the defacement of many religious artworks.

d e _ f a c i a l i z a c i ó n


La estrategia del “defacement” (literalmente, desfiguración) es desde hace ya unos años una de las más fértiles en el arte contemporáneo que orbita en torno a lo que algunos llaman “altermodern”, en consonancia con la atmósfera de una época incapaz de esbozar las trazas de un futuro radicalmente nuevo, y así suspendida en un limbo hipercronológico en el que los acontecimientos desordenan su disposición conforme a la lógica incierta de la ucronía: la permutación de imágenes del pasado descontextualizadas, fragmentadas, reducidas a reminiscencia de utopías y seducciones marchitas, y mistificadas como poseedoras de los incómodos secretos de lo inconsciente común.
El zeitgeist que sugiere esta iconología para nuestro tiempo no es estrictamente retro, sino más bien espectral, como si nuestra civilización se sintiese encerrada en una habitación sin luz y cuya salida no fuese posible sin la resolución previa de alguna extraña culpa colectiva: el retro contemporáneo se sitúa en las antípodas de la nostalgia por las felices ensoñaciones humanistas, y su estética parece recrearse en el descuartizamiento del cadáver del capitalismo aka modernidad burguesa, una desapasionada teratología nihilista que  cruza lo monstruoso con lo incierto y lo insignificante mediante el ejercicio del vandalismo sobre algunas de sus imágenes más candorosas. Más allá de la posmodernidad, el historicismo se transubstancia en vanguardia mediante la contemplación paisajística de su propia deflagración; el cometido del artista se reduce a testimoniar y notificar los sucesivos estadios de la consiguiente putrefacción. La espectrología del retro es quizás el penúltimo estertor antes de la anunciada “muerte del arte”, o un intento final de insuflar vida a lo que un día fue su sustancia mediante el ejercicio de la taxidermia., la momificación ceremonial de imágenes disecadas, cacofonía de simbolizaciones explícitas e implícitas.

Entre la cirugía y la autopsia, los artistas que investigan esa dirección (la violencia formal contra imágenes flotantes extraídas casi aleatoriamente de la semiosfera global) han propiciado una corriente mórbida y desconcertante, de indudable impacto por la rotundidad con la que difuminan las fronteras entre anonimato, memoria, prejuicio y persona: destrozando sistemáticamente imágenes recibidas hasta obtener en ellas el Monstruo que escondían como latencia, el lenguaje del “defacement” resulta más desconcertante cuanto más recurre a estampas edulcoradas para convertir en venenosa subtextualidad lo que parecía sacarina en su epidermis. Son constantes las apelaciones a la condición material y física de las imágenes, a las colisiones de rangos cromáticos incomposibles, al contraste chirriante, la fealdad, la neutralidad, la impersonalidad, las geometrías absurdas y las aristas vivas, la desafección por las cuestiones compositivas, el desvanecimiento de toda trascendencia, justicia o belleza. El resultado de esta conjugación es un cementerio de postales donde fotogramas de happy endings e iconemas de felicidad publicitaria se pierden su ser" hasta instituirse en indolente exibición de atrocidades. Cadáveres exquisitos de cianuro y naftalina.

Estos artistas que traigo pueden ser leídos también como la escritura iconográfica del ideario inerte del Bloom y su problemática tensión con identidad y memoria: estampas desfiguradas que, en la tradición sacrílega de los iconoclastas profanadores de Imágenes, desencadenan el des-encanto de  los fetiches estéticos pop a través del enrarecimiento de sus atmósferas, la despersonificación de sus máscaras, la supresión de lo imprescindible. Un extraño coqueteo oblicuo con el “devenir imperceptible”, el borrado de los clichés sobre “lo humano” como gesto de resistencia contra la cultura panóptica que demoniza el burka  porque conjura con todas sus fuerzas lo que pueda esconder debajo. El defacement puede ser la síntesis entre camuflaje y des-velamiento. Des-facialización, el desmontaje del rostro, y con él del nombre propio.



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ariel chiesa
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 Chris Brodahl
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eva eun-sil-han
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 john stezaker 
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 joost stokhof 
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 lennard kok 
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 luis dourado 
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marlo pascual 
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maurizio anzeri 
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 monika traikov 
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... y 1001plateaus :-)

 




2 comentarios:

  1. http://youtu.be/2iUGfURqyhs

    -x-

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  2. -x- eres la pura encarnación del Bloom. Un vídeo muy sugerente. Echaba de menos tus sugerencias. Y recuerdo ésta con especial agrado. Tks!

    http://youtu.be/eIri9YLHpOg

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