lunes, 25 de marzo de 2013

polirritmo, polifonía #8: the art of zapping




- Julia Tell - 
Polyrhythmic Ethics. Sensations of Meaning in Media Cacophony
 Atropos Press, 2011

Googleando en busca de bibliografía de apoyo sobre el concepto polirritmo para dar sustancia al hilo homónimo (y contrastar reflexiones ajenas), el ensayo que más sobresaliente se insinuaba era sin duda este de Julia Tell, un ignoto opúsculo editado en Antropos Press (me costó Dios y ayuda conseguirlo, y más concretamente la ayuda de mi maravillosa hermana) cuyo título, de pulcra exactitud, parecía prometer precisamente el tipo de análisis que me interesaban sobre esa cuestión:

Ética Polirrítmica. 
Sensación de sentido en la cacofonía de los media.


El enunciado resume con asombrosa sencillez exactamente la cadena de conceptos que quería conjugar, así que en cuanto supe de su existencia intuí que bien pudiera ser este el libro que me hubiese gustado escribir a mí. Si bien mi intención era encontrar una “poética” más bien que una “ética”, una vez leído el trabajo de Tell puedo confirmar lo sorprendentemente cercanos que son su punto de vista de la y el mío: ¿mera casualidad, o confluencia espontanea de sensibilidades en un mismo zeitgeist? El trazado de su línea argumental recorre algunos de los conceptos, experiencias y procesos que más nos interesan, y referenciados además a un background común en el que sobresalen autores que pasan por aquí todos los días: no hay página en la que no se cite a Deleuze, Baudrillard, Virilio y Nancy, cuyas respectivas ideas son trenzadas en busca de una lógica experiencial capaz de racionalizar y sacar partido en positivo de nuestra sobreexposición a discursos mediáticos incomposibles. Me ha encantado leerlo no sólo por mi obsesión personal por ese problema, sino especialmente por la emoción que provoca encontrar en la otra punta del planeta a alguien que comparte milimétricamente las inquietudes propias y el mismo instrumental para su desmenuzado…
… Lo cual, en realidad, sucede cada vez más a menudo. La generación de freaks educados en el intermezzo bastardo entre los “media studies” marymodernos y las guerrillas apócrifas de discurso en internet, compartimos casi unánimemente las mismas citas y autores fetiches, dogmas idénticos y criterios similares, lo cual los reduce a ojos de muchos a mero fenómeno de moda bandwagonesque, mientras personalmente prefiero considerarlo como la consolidación de una misma “escuela de pensamiento” tan respetable como cualquier otra: por fortuna, creo que esa univocidad metodológica (seguramente peligrosa si propicia consensos demasiado perezosos) dista de estar ya agotada, pues cada día se siguen produciendo nuevas especulaciones muy potentes sobre los desafíos de nuestro tiempo. Hay quien estudia “Gran Hermano” siguiendo a Durkheim, pero me temo que sus conclusiones serán muy pobretonas comparadas con las que obtendrá el que lo estudie siguiendo a Lyotard. En ese sentido, un libro como este “Ética polirrítmica” resultará poco sorprendente para los curtidos en la lectura de los clásicos desde los que se argumenta, pues los análisis de Tell exponen ideas que intuitivamente “flotaban” en el aroma de aquellos libros, pero que aquí son replanteadas, sistematizadas y articuladas con rigor analítico y pasión inquisitiva, consiguiendo hacer patente lo que era solamente latente en “Simulacra and Simulacrum”, “City of Panic” o “Diferencia y Repetición”. Pese a tratarse de un trabajo descaradamente académico editado en una pequeña editorial para schollars, la autora se toma la (agradecida) libertad de colorear sus meditaciones en una tonalidad cálida y personal, en la que la asepsia de lo sistemático se suaviza al ser “humanizada” con discretas concesiones a lo íntimo: al fin y al cabo, el tema central es el desarraigo cognitivo que todos experimentamos cotidianamente al intentar comprender la realidad (o irrealidad) que prefigura el bombardeo narrativo en el que estamos encerrados, y huérfanos además de un mapa que guíe nuestras derivas en la selva mediática inmunizándonos contra la sensación constante de desconcierto, pérdida y perdición. Las exposiciones de Julia Tell plantean los problemas en términos asombrosamente paralelos a los de nuestro hilo, aunque la ética en la que ella concluye se me antoja no sólo demasiado diagramática y estratégica (el libro es muy breve y un desarrollo pleno de lo esbozado requeriría precisar muchísimos puntos) sino también un poco ingenua en su mitificación de la potencia emancipadora del cuerpo, concebido en simetría a la noción bergsoniana de la intuición, o lo que es lo mismo, el comodín de “la pasión vital” como reparador universal con el que desfacer los entuertos de un “logocentrismo” cada vez más criminalizado en los concilios de la trasmodernidad nietzscheana. (Offtopic: mucho me temo que, pese a quien pese, la filosofía es por su naturaleza connivente con lo esotérico, y el concepto de “alain vital” en torno al cual tantos pensadores libertarios cierran filas, es tan místico y trascendentalista como los de Dao, Piscis o Espíritu Santo). Para que os hagáis una idea del contenido del libro, los gifs de este post recogen los títulos de cada uno de sus capítulos, y proporcionan una idea bastante clara de por dónde van los tiros:
  photo juliatellpolyrhythmethics3_zps90b54db6.gif  

Resumo brevemente la trama que describe Tell: según ella (y según todos) el paisaje cognitivo que habitamos (el dominio de las representaciones que nos constituyen y distribuyen) habría alcanzado tal rango de diversidad narrativa que lo que en tiempos era convivencia seriada, tónica y paralela de “discursos”, ha devenido en yuxtaposición singularizante, atonal y secante de “ruido mediático” indiscernible e indiferenciable. El acontecimiento se evapora y da lugar a la hiper-realidad de los “No-eventos” (Baudrillard), la estratificación de diferencia y repetición pierde su capacidad dinamizadora de las identidades (Deleuze), el tiempo histórico se congela en un “real time” imposible donde lo instantáneo se realiza intempestivamente (Nancy), y el flujo de iconemas e ideas se acelera más allá del umbral a partir del cual la pura velocidad eclipsa el ¿contenido? de sus enunciados (Virilio)… todo ello, además, en una época que ha naturalizado las ontologías multifocales (es decir: cada individuo habita su “realidad” o ümwelt privado), las colectividades dejan de instituirse en “pueblos” perpetuables y dan lugar a las “congregaciones” volátiles (convergencias puntuales, simultáneas y efímeras de interés por un mismo “tema” o problema), y lo social ha virtualizado, diversificado y especificado hasta tal punto la expresión de sí que toda tentativa armonizadora se desvanece como una utopía histérica que invocase románticamente la reunificación imposible de las subjetividades ya en fuga. Un planeta absorbido por la Megaloscopia del ruido blanco. ¿Cómo avanzar en ese estadio sin caer en la nostalgia por el “Gran Relato”? Julia Tell esboza una salida epistémica a través del concepto de polirritmo, que define en equivalencia al modelo que proponíamos nosotros: la identificación, en el marasmo de la cacofonía horizontal de los mass media y las redes sociales, de “puntos singulares” resultantes de recorridos trasversales a cada “discurso”, y susceptibles de ser ordenados en armonías sincopadas suficientemente versátiles como para acomodar la pluralidad de acentos (singularidades afectivas) sobre un mismo plano de composición que propicie la aparición (contingente pero firme) del Sentido que más convenga a cada individuo.
El proyecto de la autora es planteado de modo ambicioso e impecable, y la solución que propone para la hipnosis del ruido mediático es la única posible para los que defendemos la estética política de Deleuze y Ranciere: la comparecencia del cuerpo, una máquina polirrítmica cuyos latidos y polifonías dispondrían soberanamente lo real, y quizás la última “ancla” posible en una realidad huidiza que se volatiliza ante nuestros ojos: vemos la humareda pero ignoramos la ubicación de las llamas y la sustancia de su combustible… no obstante, aún hay esperanza, por cuanto conservamos intacto el bisturí intelectual primario que es la sensación. Contrariamente a lo que propone Tell, creo que en este punto es donde Baudrillard y Deleuze muestran la radical oposición de sus respectivas metafísicas, pues si para el primero la apelación a una “res extensa” no puede darse más que aceptando su condición incontestable de simulacro, el deleuzianismo confía aún en la omnipotencia y sabiduría de la inmanencia, conforme a un diagrama gnoseológico según el cual el sentido adviene como epifenómeno de la carne (un orden, a mi entender, inverso al que propone Baudrillard), lo cual salvaguarda nuestro acceso inmediato e incondicionado a “la verdad” gracias a la fisicidad de lo sensorial y su irrefutable garantía del conocimiento apodíctico. Apoyándose en esa confianza romántica en la benefactura de la “sensación” (recordemos, el momento intelectivo en el que lo real se da todavía con un pie en la carne pero ya con otro en lo simbólico), Tell ve posible la recomposición de un libreto para la ópera disonante de la cacofonía mediática mediante una pirueta que muy bellamente denomina “lo visceral en lo digital”. Para ello, claro, necesita a Nietzsche y Bergson, de los que tomará respectivamente la botadura del sentido hacia suelos líquidos al gusto del consumidor, y la “intuición” vitalista como timón táctico para componerse un itinerario en lo que sólo era deriva. Su propuesta tiene muchísima lógica y funciona a las mil maravillas siempre que uno acepte los dogmas que implícitamente da por buenos: lo real es un constructo o ensamblaje a medida, el acto cognitivo ha de ser esencialmente pragmático, hay “algo” incorruptible e inmancillable en los cuerpos, los “fines” son utensilios al servicio de los “medios”, la realidad es experiencia de la potencia afectiva efectuada en el deseo… Una respuesta, en fin, radicalmente deleuziana que imho (tal vez es que he leído mal el libro, o debería darle una segunda vuelta) deja sin resolver el “magnicidio del acontecimiento” denunciado por Baudrillard, que había aparecido con profusión a lo largo del texto, y que se da de tortas con la ética estoica del acontecimiento tan crucial a “Lógica del sentido” y “Lógica de la sensación”. Tell propone una especie de polirrítmico “esquizo-zapping” creativo a través de la masa espectral de narrativas e imágenes mediáticas, optimista por tanto respecto a la posibilidad de una existencia digna en la inmersión en el flujo de flujos posmoderno.
El que esté interesado en “media studies” o, más sencillamente, quiera encontrar una fórmula para guiar su entendimiento en la floresta imposible de discursos antitéticos que nos rodea, disfrutará de un libro tan bonito como este: por lo visto Tell (de la que no hay apenas info en internet) es coreógrafa, y la especial sensibilidad hacia el cuerpo y sus movimientos que deducimos de tal profesión dotan al ensayo de una textura menos acartonada y fría que la mayoría de trabajos académicos de esta cuerda. Muy deleuzianamente, la autora se abstiene de juzgar la positividad o negatividad de la cacofonía mediática, y su único objetivo es proveernos de mecánicas prácticas de entendimiento capaces de garantizar nuestra cordura y libertad en un escenario tan claustrofóbico y desconcertante como el que describe. Por todos esos méritos, “Polyrhythmic Ethics” queda oficialmente recomendado, y seguiremos atentamente las evoluciones de una pensadora sugerente e ingeniosa, a la que únicamente le pediría un poco más de virulencia crítica. Y, por supuesto, dejar constancia del imperdonable “debe” en el que incurre al no haber incorporado (supongo que por desconocimiento sobre la cuestión) ni una sola línea sobre el techno, el campo expresivo más ejemplar y elocuente del tipo de prácticas que sugiere.

 photo juliatellpolyrhythmethics2_zpsc45e2485.gif

Con todo, me gustaría apuntar una crítica al modelo que propone Tell en su ética. A la hora de acotar el estatuto de la “cacofonía” del título comete el dudoso gesto de sustantivarla espontáneamente, pues lo mediático tal y como es concebido por ella, al perder las diferencias que lo segmentaban (y permitían su reconocimiento) deja de ser un campo y queda reificado en un objeto, en una presencia extrañamente homogénea cuyos atributos son más o menos simétricos a los del “cuerpo sin órganos”: singularidades intensivas no individualizadas, suficientemente laxas en su aformalidad como para permitir infinitas estructuraciones por parte de los espectadores. La partitura de cada polirritmo queda remitida en esta ética a la habilidad con la que el “buen sentido” de la sensación sepa concretar las virtualidades ofrecidas por la “cacofonía”, siempre abierta a infinitas posibilidades interpretativas, de infinitas potencias paisajísticas. Y ese “buen sentido” de la sensación quizás sea un tropiezo típicamente vitalista de Deleuze, que otorga injustificadamente a la aprehensión sensacional las mismas bondades que denunciaba como impostadas en el “sentido común” que tan ferozmente recusara en “Diferencia y Repetición”. Es decir: la pirueta deleuziana consiste en trasponer la soberanía ética desde el “sentido común” hacia el “buen sentidode la sensación, tal vez sobrevalorado, pues también a él se le pueden buscar las cosquillas. La cacofonía no es un “objeto” sobre el que pueda experimentar un sujeto, sino que es la sustancia misma del sujeto, su estado natural en el mundo. La cacofonía no es un dispositivo sino un estado de ánimo. La opción de Tell (lo que denominé “esquizo-zapping” polirrítmico) sólo puede darse por tanto en posición endo al paisaje mediático, ya que dicho paisaje es el sujeto mismo que produce el polirritmo. La verdadera línea de fuga tal vez sea más bien radicalizar la opción exo: no ya la “musificación” de la cacofonía, sino la sordera, a través del ensordecimiento. Fuera de Matrix hay otro Matrix, no hay escape posible, ni siquiera esa suerte de “Arte del zapping” que promueve Tell in maniera deleuziana: de haberse escorado hacia Baudrillard, hubiese advertido la posibilidad de radicalizar lo ensordecedor de Matrix hasta que su estruendo propicie su autodestrucción. Reconocer a Matrix en Matrix, y desactivarla mediante nuestra sordera, que equivale a su silenciamiento. Tell no se plantea en su ensayo la posibilidad de negar la cacofonía: eso supondría echar por tierra la épica del Heráclito desatado que sirve secretamente de motor teleológico del mundo con el que operan los alegres vitalistas.

 photo juliatellpolyrhythmethics1_zpsc09dca5e.gif

A riesgo de sonar incluso más reaccionario de lo que que ya vengo haciendo últimamente, propongo el “plan B” anti-cacofonías consistente en lo contemplativo, que en el mundo actual equivale a lo mortecino. Jubilación mediática. Los contemplativos clásicos buscaban la pacificación del alma mediante la observación reiterada de un fenómeno en pos del vaciado y anulación completa de su sentido, para así apercibirse de la esencial nulidad de su sustancia. Algo tan rimbombante es en realidad lo que hacen los pasotas, los vagabundos o los drogadictos: es una alternativa legítima a la omnipresencia de la tele-realidad cacofónica, la renuncia a hacer uso de unas facultades de discernimiento que, a ojos del contemplativo, se saben inútiles de antemano. Lo contemplativo y lo mortecino… quizás sean dos posibilidades desatendidas demasiado precipitadamente por los que buscan la lógica en la que sobrevivir desde el nihilismo. La propia Tell menciona la tradición contemplativa como subversión del entendimiento, pero la desecha al considerar “inevitable” la coparticipación en el multiverso mediático, y la búsqueda en él de un sentido. Tal vez sea posible (no lo sé) la supervivencia en este hábitat sin, por una parte, intentar huir a extramuros en modo hippy, ni por otra intentar moldear la masa plástica de los discursos hasta obtener un polirritmo confortable: se me ocurre una resistencia construida sobre la ralentización de los tiempos vitales, la oclusión de las imágenes teledirigidas, el silenciado de los balbuceos que pueblan el ambiente… Devenir mortecino, convirtiendo el cuerpo no ya en un remo para guiarse en la fluidez, sino en un peso muerto que resiste mediante el estancamiento. Las tribus que habitaban junto a las cataratas del Nilo no oían el estruendo del agua al caer, pues éste era tan constante y estático que no merecía la pena prestarle atención. ¿Podemos jubilarnos de occidente?
En cualquier caso, cierro con una preciosa charla de una tal Claire Colebrook sobre el tema del secreto en el discurso de acuerdo a Deleuze, Derrida y Henry James, una estupenda exposición que me ha coincidido ver hoy y cuyo arsenal especulativo me ha resultado afín al que compone el libro de Julia Tell: aquí no se habla de polirritmos ni sincretismos narrativos, pero sí de cierta indiscernibilidad de los discursos en base a la pluralidad de sus correspondencias con el sentido. Un paper durillo y denso pero que merece mucho la pena para quien esté interesado en análisis de discursos, y más concretamente sobre la (im)presencia reptante del secreto en todo lo que afirmamos o escuchamos.


The Secret of Theory from Helen Darby on Vimeo.

26 comentarios:

  1. La verdad, fue un fastidio el que no te pudieras quedar el sábado, teníamos planes maravillosos contigo para ese día (absenta, backstage...): cada vez -aunque me cuesta- me pongo menos pesado e insisto menos a la gente: Lo único positivo es que los canelones a la catalana tocaron a más: cuando Isela llegó a casa no daba crédito a tu fuga, pero cuando hay cosas que hacer, hay que comprender.
    Tienes que excusar mi terrorífica resaca y que te dejara traer el lápiz vacío, prometo estos días irte colgado links a discos.

    ----------

    Ayer, en plena rave final, me enteré de esto y me quedé patidifuso:

    Adivina quien es el productor del último disco que están grabando TAB???:

    http://www.youtube.com/watch?v=-5E7TA6RQYw&feature=player_embedded

    -------

    Te dejo el .torrent a "Un lugar donde quedarse", te la dejo en dvdrip, aunque te aconsejo el VOSE:

    http://thepiratebay.se/torrent/7626581/Un_Lugar_Donde_Quedarse_[dvdrip][spanish]

    Y el .torrent de Moon duo en .FLAC (la mejor compresión):

    http://thepiratebay.se/torrent/8094742/Moon_Duo_-_Circles_(2012)_[FLAC]

    ----------

    Tb te dejo esto, siguiendo una de las conversaciones. Espera al estribillo, dudo mucho que no la conozcas, aunque, quitando este caramelo (impresionante en live del año pasado), prefiero la primera época con guitarras a lo slowdive:

    http://www.youtube.com/watch?v=XphGlc8anHM

    -----

    Sobre el festival, fue extraño, se petó al final, aunque creo que hubo menos gente que el año pasado. El grupo de Manchester, una mierda pero para botar con borrachera empalmada y gorro de guardia civil siempre es válido. El grupo donde toca cosmickeva de Galáctica los teclados (idealipsticks), no me gustó: en la línea de White Stripes, pero aunque la tía tiene un vozarrón y tanto ella como él están como trenes de carga, me parece un producto demasiado premeditado. La habitación roja y supersubmarina "¬¬", no son lo mío y... el grupo de mi cuñado, moló verlo una vez más.
    Conclusión: LO MALO el que no te quedaras , el no haber visto la actuación completa de Belöp, los que abrieron el festival, aquellos que vimos al llegar y que no puse más atención por una confusión y... la envidia sana de estar rodeados de teenagers y que, ese tiempo, por más que uno no quiera darse cuenta, ya me lo han robado y es tarde para aprovecharlo.

    LO MEJOR: volver a verte, tu vehemencia positiva, volver a bailar como un descosido y gritarle a Amable que es un gañán desde la barandilla (doy fe, que me escuchó).

    PD: Me pareció fatal lo de los veinte euritos de la entrada y esto va en serio.

    V







    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. gracias por la hospitalidad!!! a ver si nos vemos pronto. Muy fuerte lo de TAB!! espero escribir algo sobre los conciertos de La casa azul y Hola a todo el mundo, que me parecieron interesantes cada uno a su manera.

      Eliminar
    2. HATEM, nos decepcionaron un poquito, quizá no sea el lugar adecuado para escucharlos y el sonido el viernes en el FIV fue una auténtica basura. Para colmo, los publicité en Vilalba y tenía una pequeña discusión con mis amigos sobre su calidad y no me dejaron verlo en paz.
      Nosotros los habíamos visto en los conciertos de Radio3 en la TV desde la cama y flipamos (concierto que te recomiendo ver si quieres hacer una crítica) , incluso nos animamos a hacer una Sisha de THC:

      http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-conciertos-de-radio-3/conciertos-radio-3-hola-todo-mundo/1617006/

      Sobre La Casa Azul, me gusta el concepto pero no me atrae su sonido.

      Me gustaron mucho Nudozurdo. Del mismo label gallego hay otro grupo de aquí de Lugo: "Disco las Palmeras!" que me flipan y Tb me gustó lo poco que vimos de Belöp, los del principio (aquel de los timbales), que los confundí con Cyan. Belöp, son unos críos de Redondela, están grabando el largo y tienen una canción que me flipa, espera al minuto 0:40, no sé... tienen un punto híbrido de New Romantics+Trance de orquesta de pueblo muy gracioso, quizá sea muy hedonista para ti:

      http://www.youtube.com/watch?v=puFE_kw4vtA


      Nosotros, tendremos que ir a Coru la semana que viene a llevar el Macbook al SAT, si estás por ahí y puedes, te damos el toque.

      Bicos

      Eliminar
  2. Fe de erratas: Envidia INSANA
    V

    ResponderEliminar
  3. Me gusta la fórmula "sensación de sentido" porque le da consistencia egocéntrica al flujo semiótico al destacar la afección como neutralidad teórica que nos sirve para no caer en dualismos groseros. Me explico, la sensación no es un término que se pueda separar del sintiente (ni de su esfera egológica), algo es sentido por alguien, esto es singularizado por un yo que le da continuidad o que es la continuidad en sí misma como estancia fáctica, realmente esta es la relación triádica en la que estamos situados (la Terceridad de Peirce). A mi modo de ver, cualquier intento de negación de la Terceridad como realidad primera de la experiencia es un mero juego conceptual. Es como contestar "no estoy" a alguien que te pregunta. Tal vez ese "no estoy" valga en algún sentido metafórico, pero desde luego manifiesta y presupone lo que niega en vano.

    Te dejo algunas parrafadas, no quiero abusar de tu paciencia, que puede que sirvan para aclarar algunos problemas y, con suerte, alcancen en ti su momento de verdad:

    Mi experiencia en el mundo es un principio radical. Al emplear el pronombre posesivo “mi”, señalo una relación de suidad entre la mismidad y la alteridad; un estar cabe-sí. Distingo la región de mundo que me constituye como entidad del contexto en el que estoy inmerso, la región circundante que se me impone y propone como exterioridad objetiva. Una demarcación situada entre las cosas aunque patente en lo de sí. Una estancia fáctica que se define por el permanecer dentro del acontecimiento y remontarlo desde adentro. Dicho de otro modo, la propia individuación del acontecimiento en un enclave puntal de pura actualidad. No se trata de una mera concatenación de acontecimientos, sino de una síntesis activa en la circulación de diferencias entre la mismidad y la alteridad. Una captura, un mundo. Advirtamos que no percibimos el cabe-sí de la talidad, pues nuestra sensibilidad impone formas de canalización somática –de selección o corte– que permiten su integración en calidad de materiales formales en un flujo experimental. Entre estos materiales, de la estancia fáctica que envuelve al ego, destacamos una región compuesta por afecciones y apetitos –eferencias y aferencias, en general– que concretan el cuerpo propio. Entonces tenemos una estancia de exposición en cuyo centro intensivo confluyen afecciones y apetitos que estructuran el flujo de la experiencia.

    Además, en nuestro caso, sobre el flujo primario de sensaciones, estructurado por selección somática y actuado desde los apetitos, intervienen proyecciones que expanden el horizonte volitivo. Esta doble articulación, la apertura de lo actual de la sensación a lo virtual del proyecto, implica tanto un desarrollo protosemiótico de estabilización perceptual como la adquisición de hábitos lingüísticos en una sociedad. Será esta intervención ostensiva del sentido, propiciada por los hábitos lingüísticos, desde la virtualidad de las operaciones conceptuales, la que se mezclará en el flujo de sensaciones produciendo así un régimen semiótico. Llamamos conocimiento al conjunto finito de operaciones conceptuales que alcanza el término de cierre de un círculo de comprensión, esto es, alcanza su momento de verdad. Término que, sea empírico o ideal, cumple la condición básica de colmar o de frustrar la inclinación que nos conduce a él.

    ...

    ResponderEliminar
    Respuestas

    1. Completamente de acuerdo -sobre todo con la terceridad de Peirce- en tu explicación, pero creo que olvidas que existe una “libertad” en todos y cada uno de los seres vivos para “no comprender nada de nada” si no podemos o no nos da la real gana. Y para ello incluso apostamos nuestra existencia, es decir, la muerte -cosa que el ser humano puede hacer en un “plis plas” simbólicamente-.

      Cuando digo que “no estoy”, si tú insistes en que “sí estoy”, por más que te empeñes en que “sí estoy”, yo no sólo no voy a responderte, sino que intentaré por todos los medios a mi alcance que lo que tú percibes de mí aparezca “desvirtuado” ante ti. Todos los sujetos -y más aún los objetos- tienen esa capacidad dialéctica. Porque la dialéctica está en tu cerebro, no en los signos, ni en las cosas, ni en los seres vivos.

      El “cierre de un círculo de comprensión” es completamente ilusorio.

      “El universo no es dialéctico; está condenado a los extremos, no al equilibrio. Condenado al antagonismo radical, no a la reconciliación ni a la síntesis. Ese es el principio del Mal, y se expresa en el maligno genio del objeto, se expresa en la forma extática del objeto puro, en su estrategia victoriosa de la del sujeto” (Jean Baudrillard “Las estrategias fatales”)

      Eliminar
    2. No olvido que cada cual está limitado por unas circunstancias y por unas capacidades, cada uno puede lo que puede dentro de lo posible. Claro, faltaría más.

      Cuando afirmas "no estoy" no hace falta que yo insista, ya lo has dicho todo. Lo de "la dialéctica está en tu cerebro" no entiendo qué puede significar; especialmente si añades que el cerebro no es una cosa, ni un órgano de un ser vivo, etc.

      El cierre de un círculo de comprensión puede ser ilusorio, crucial, fantástico, maravilloso, interesante o cualquier otra valoración que nos parezca y se ajuste a nuestro caso; pero a condición de que la serie doble de operaciones mantenga su coincidencia en cada paso y llegue a un término final (aunque luego comience otra). Por ejemplo, la serie: ir a la cocina, distinguir el grifo y accionar su mecanismo para llenar un vaso de agua; junto con la serie de conceptos que se ponen en juego y van coincidiendo en sus momentos de verdad, la cocina, el grifo, su esquema operativo, la sed... momentos de verdad parciales que recibirán su confirmación en el momento de verdad total de la serie que colmará o frustrará el impulso que la pone en marcha.

      Sobre la cita de Baudrillard me parece un apotegma efectista propio de su pensamiento paradójico. Supongo que se refiere a la teoría de catástrofes y a las condiciones de no equilibrio o de equilibrio fluyente, ese es el contenido que le doy. Sobre el genio del objeto y cómo utiliza al sujeto para reproducirse, los coches y la cadena de montaje, me parece que como hipótesis 'patafísica es divertida y encierra un gran potencial de locura. Sin embargo, me parece que Baudrillard, su estrategia, es en toda regla una forma de crítica 'patafísica que, por supuesto, dice lo contrario de lo que parece; reivindica al sujeto y a la historia, sencillamente exagera la locura para ponerla en evidencia. De un modo mucho más directo, seguro que menos consumible, la teoría de la Jovencita viene a profundizar y expandir todos esos temas metafísicos y sociológicos. La Jovencita es, din duda, reina de la carne y de la seducción.

      Eliminar
    3. A ver, varios temas(aunque poco puedo añadir)... Efectivamente "sensación de sentido" es una fórmula magnífica para resumir la gnoseología materialista, aunque evidentemente la dificultad está en determinar el contenido del concepto "sensación" y del concepto "sentido".
      Respecto al cierre del círculo de comprensión, en principio me parece "wishful thinking" y no entiendo muy bien cómo discretizas cada uno de esos "fragmentos" de lo comprendido, si la experiencia es un flujo continuo que se da diáfanamente. Tampoco tengo nada claro que la individuación de los acontecimientos en la vida cotidiana se de realmente o tenga algún interés. Intuyo que la única individuación experimental de acontecimientos puede darse mediante la identificación de gestos y rutinas del cuerpo... cada acontecimiento forma parte de un acontecimiento superior que lo contiene, y así sucesivamente hasta llegar a ese gran proyecto que es el Ego como super-contecimiento al que remiten todos los pequeños acontecimientos. Ir a la cocina a por agua no es un acontecimiento, sino un espaciotiempo local dentro del acontecimiento continuo que es mi vida, aunque creo que me explico fatal.
      El modelo de Peirce tiene muchas limitaciones imho. No todo es comprensible, y más aún, la comprensión no es una actividad binaria ("comprender"/"no comprender") sino que hay todo tipo de estados intermedios, dudas, suposiciones, desvanecimientos de la conciencia, impulsos temerarios... En realidad, no comprendendemos apenas nada, y en ese sentido sí que me parece que vivir es concurrir en una gigantesca cacofonía (sea ahora, o en la China de hace dez mil años). Sí se puede anular la terceridad de Peirce, lo real no es esencialmente egológico, ni creo que la meditación oriental sea un juego conceptual sino más bien un descarrilamiento de las operaciones de conceptualización, pero no sé.

      Eliminar
    4. Bien, es difícil captar y transmitir el concepto pragmático de la verdad y de la comprensión que se plantea en el párrafo. La comprensión consiste en operaciones que van desplegando el sentido -o el sin sentido o el medio sentido-, eso no importa, hasta alcanzar un término; este término es su verdad pragmática -lleve éste a una confusión, una suspensión del juicio o a un entendimiento claro. Se trata de que el proceso de comprensión hace funcionar los sentidos de los conceptos en el flujo experimental; es decir, el concepto no está dado de una vez, sino que se ejerce en una serie discreta (a la que, dicho con bastante imprecisión, para entendernos, el ego da continuidad). Entonces el párrafo no se refiere a tu idea de actividad binaria (es toda tuya). Por ejemplo, las operaciones virtuales y actuales (leer la pantalla, teclear...) que has realizado para comprender el texto y para componer el tuyo: comparaciones con modelos que tienes en tu memoria, con conclusiones de otros círculos de comprensión que has recorrido. Huelga decir que los círculos de comprensión se encadenan, donde acaba uno empieza otro, y que encuentran su motivo en el deseo (o en la necesidad).

      Sobre el "cómo discretizo esos fragmentos", pues del mismo modo que puedo analizar sintácticamente una frase, separando mediante la reflexión y determinando los momentos significativos de un continuo. Esto se hace para captar diferencias manifiestas, es lo mismo que hablar de estados. La diferencia de pensar en una manzana o de tenerla en la mano, por ejemplo.

      ¿Por qué crees que la meditación oriental o la respiración holotrópica o cosas de ese tipo no implican el flujo de la semiosis? Determinar que nada determino, flipar, soñar, etc. no son ajenos a la semiosis en modo alguno. Ni siquiera la "superconsciencia" de Musès...

      Eliminar
    5. Um... no tengo una "teoría" que pueda enunciar claramente mi intuición sobre lo que estamos hablando, pero de algún modo me sigue pareciendo que lo que dices implica una discrecionlidad que, si examino mi pensamiento en acto, no me parece tan inmediata.No estoy seguro de hasta qué punto los "conceptos", incluso cuando los abordamos reflexivamente, pueden "aislarse" ... No tengo una teoría clara del pensamiento, pero sí manejo una cierta certeza personal: el pensamiento es multimedial, es decir, del mismo modo que hay aparatos que reproducen mp3 (audio),otros jpeg (imagen), otros mpeg (audio+imagen o video)... nuestro cerebro maneja un "formato" propio para los ¿conceptos? que moviliza, y que conjuga imagen, sonido, afectos hápticos, sentimentalidad, sentido, reminiscencias... Un "concepto" es un bloque multimedial por así decir, y por eso me parece tan problemático encontrar una lógica "sintáctica" del pensamiento, pues ni siquiera hay una ciencia capaz de sistematizar los pensamientos como dominio pleno... Estoy divagando, pero insisto sigo viendo una cierta discrecionalidad en tu modelo, aunque como bien dices tal vez no te haya entendido bien.

      Respecto a la detención del flujo semiótico... si la experiencia es necesariamente volitiva, deseante, intencional y demás, tal vez sea posible desvanecerla mediante la cancelación del deseo. Por eso me interesan figuras como la somnolencia, lo mortecino, la indiferencia, el arte basado en repeticiones...Sé que suena muy mísico, pero a través de ese tipo de jugadas se llega a intuir una especie de "vaciado" muy profundo de lo real, que instintivamente produce pánico. Hay que tener en cuenta que lo que consideramos "experiencia" describe únicamente estados mentales muy concretos, hay fenómenos como el Trauma o la Revelación que funcionan fenomenológicamente casi como "singularidades" de las que hablan los físicos, y en las que las reglas habituales del juego dejan de ser operativas. No todo es deseo.

      Eliminar

    6. Efectivamente. Eso es exactamente lo que quiere decir Baudrillard. Pone en evidencia la locura de los coches y las cadenas de montaje.

      “La dialéctica está en tu cerebro” significa más en concreto esto:

      http://www.unav.es/users/DosDogmasEmpirismo.html


      Respecto a “La teoría de la jovencita” opino justamente lo contrario de lo que tú dices. Creo que es reductora y simplificadora de la teoría de la seducción de Baudrillard. Es decir, más consumible.

      Pero sobre este aspecto, el arte va emocionalmente mucho más adelantado que la verbalización de los conceptos -como siempre-:


      http://youtu.be/Gqjhcdl8Kt8



      PD:

      Evidentemente Baudrillard reivindica al sujeto porque todos somos sujetos. Pero Baudrillard nos recuerda que se nos ha olvidado que también somos objetos. Y de ahí viene la venganza del objeto -de la que habla-: del maltrato soberbio al que le sometemos... y nos sometemos a nosotros mismos en esa no comprensión de la paradoja.

      Hemos anulado y despreciado la existencia de los objetos -ridiculizándola incluso con el nombre de “animismo” primitivo-, para poderlos manipular y controlar. Los hemos viviseccionado para intentar comprenderlos, de igual manera que pretendemos congelar y categorizar la existencia humana para intentar comprenderla y controlarla. Pero con ello no sólo se nos escapa todo lo vivo, sino que en medio de ese delirio, a lo vivo -nosotros incluidos- lo estamos exterminando.

      Pero tanto a Baudrillard como a mí eso nos importa un pimiento, porque tanto a nivel individual como colectivo no hay demasiado que hacer, ya que todas la evidencias indican que el ser humano -el occidental- no va a detenerse en su exterminio hasta que el objeto -que él mismo cree estar manipulando- le pare los pies. Como de hecho ya está haciendo, puesto que en USA -qué siglas tan mezquinamente sugerentes, por cierto-, las enfermedades iatrogénicas -las producidas por la medicina- son ya la tercera causa de muerte.

      Eso no es reividicar el sujeto ni la historia. Es observar ciertos acontecimientos en la historia de occidente, ver hacia dónde van, e intentar expresar lo que uno ve, siente, presiente o padece. Para en primer lugar intentar comprenderse a uno mismo, y en segundo lugar por si le sirve a alguien más.

      Y después uno es libre de comprender lo que le dé la real gana. Insisto.

      La comprensión no sólo es cuestión de capacidad, es sobre todo cuestión de libertad: en la búsqueda de identidad y de singularidad. En eso consiste la existencia de los seres con conciencia -en mi humilde y libre opinión, claro está-.

      En el anterior post añadí un comentario con una frase de Baudrillard al respecto. Y no tengo inconveniente alguno en insistir sobre ello:

      “Si el análisis puede servir para algo, será para la reactivación de esa singularidad interna, para el resurgimiento de todo lo que ha sido modelado y remodelado por la realidad de los hechos. Recuperar la “idiocia trascendental” de que habla Clément Rosset, la singularidad fatal de lo real, en lugar del idiosincretismo banal en que estamos inmersos”.

      Eliminar
    7. Por tu respuesta deduzco que has leído otro comentario en lugar del que escribí. Lo digo porque precisamente el texto de Quine que enlazas es una introducción a ciertos problemas que nos llevan a la noción de verdad pragmática que apunta el primer comentario. Lo mismo ocurre con tu idea de comprensión, que es opuesta a la idea de círculo de comprensión, pues cada círculo de comprensión consiste o efectúa un serie de operaciones fácticas entre lo virtual y lo actual. El cierre no es más que un momento ontológico, que llamamos de verdad porque será el último de la serie, desde el que se encadena otro círculo. Si prefieres pensarlo con una analogía expresada de un solo trazo, sería algo así como el pasaje interno del cuantificador existencial.

      No lo habéis mencionado, pero aclaro, en vistas de las confusiones que han suscitado los párrafos... que el concepto de estancia no es un lugar estático, sino el hecho de estar como estancia; naturalmente, hablamos de procesos.

      Saludos

      Eliminar
    8. Seguramente por eso me han dicho muchas veces que conmigo es muy fácil tener una conversación de besugos :-)

      Efectivamente suelo concentrarme en algo que a mí me llama especialmente la atención. Y sigo a "la presa" hasta que la cojo -y ella a mí, claro-, pues muy bien puede ser una trampa de seducción mutua por parte de dichos conceptos -los que tengo y los que me llaman la atención-. Con lo cual "el resto" para mí queda disperso hasta casi hacerse invisible de forma consciente.

      Por otro lado yo siempre parto de un pensamiento concreto, no abstracto. Con lo cual los círculos de comprensión, lo virtual, lo actual y lo existencial no puedo manejarlos abstractamente.

      Quiero decir por ejemplo, que aunque el concepto de estancia, yo también le entiendo como proceso, para mí resulta inaprensible e inabarcable. Extremadamente complejo. Con lo cual me abandono a la intuición. Intuición que no es sinónimo de dispersión sino todo lo contrario precisamente: de concentración en algo en concreto que por analogía yo vea -o crea ver- que contiene abstractamente toda esa complejidad.

      Por eso creo que el pensamiento es algo demasiado complejo como para poderlo manejar y domesticar con divisiones y subdivisiones. Algo tan poco transmisible -pedagogicamente hablando- como los círculos de comprensión de los que tú hablas, supongo, no sé, porque yo me esfuerzo muy poco por entender cualquier cosa que a mí no “me cuadra”.

      Y de ahí que me guste tanto Baudrillard, porque no tengo que hacer ningún esfuerzo en llegar a un acuerdo sobre lo que significan sus palabras o sus conceptos. Cosa que por otra parte él no intentó aclarar demasiado como sí lo intentó Deleuze. Y precisamente por eso me gusta, porque sus conceptos encajan con los míos tácitamente, de tal modo que pueden continuar su “movimiento” sin explicación ni esfuerzo alguno. Un milagro para un “besugo” como yo, vaya :-)


      Un saludo.

      Eliminar
    9. Sólo un apunte desde mi propia besuguez:
      "el concepto de estancia no es un lugar estático, sino el hecho de estar como estancia; naturalmente, hablamos de procesos."

      No puedo objetar nada a esa afirmación, pues lo que dices es una de las grandes Verdades de la episteme que nos ha tocado: lo real es procesual. No controlo mucho a Whitehead ni los pragmáticos, pero ese consenso ontológico que dan por hecho la "procesualidad" del mundo monopoliza absolutamente el pensamiento contemporáneo, y también la arquitectura. Es muy muy curioso como la eventualidad del mundo se ha situado desde hace veinte años en el corazón de la reflexión estética en arquitectura... y ha fracasado estrepitosamente.
      No siendo filósofo no puedo afirmar nada en esa disciplina, pero a través de la observación de la arquitectura (que, imho, en realidad va por delante de la filosofía, pues desencadena el tipo de realidades sobre las que luego el filósofo habrá de reflexionar), que la próxima revolución filosófica vendrá de la mano de algún visionario que sea capaz de recuperar el Ser frente al Devenir, y la condición estática de lo real frente al imperio de lo procesual. Ya digo que soy profano y ni siquiera estoy al tanto de por dónde van los tiros en filosofí en 2013, pero intuitivamente creo que en siglo XXI no será deleuziano sino precisamente anti-deleuziano, en cuanto aparezca el Genio que estamos esperando (en filosofía, política, estética, arquitectura y en todos los campos).

      Eliminar
    10. (((
      lo digo porque una palabra como "estancia" puede ser entendida muy matizadamente desde la arquitectura. El hombre es un habitante de estancias, sea esta una sala de baile, una selva amazónica, un salón rococó o una buhardilla parisina. Vivimos en estancias, y esperamos de ellas que "sean" mucho más de lo que esperamos que "devengan". La arquitectura procesual termina por funcionar como una esclavitud, porque al impedir el reconocimiento exige una atención innecesaria. Lo que se puede aprender de la arquitectura es la cantidad de fenómenos que nos rodean y que preferimos no adverir, fenómenos "diáfanos" indiferenciables porque en ellos no hay diferencia, y eso es pacificador, tranquilizador.
      )))

      Eliminar
    11. buenas señor@s,
      no entiendo porqué es necesario pensar a través de esa esperanza-hipótesis basada en el "recuperar el Ser frente al Devenir", desde el momento en el que ya se han relatado infinidad de experiencias en las que se es deviniendo o se deviene siendo... aunque es la opción fácil, en este caso me quedo con la relevancia de ambas realidades, y con que cualquier idea del mundo apetecible contendrá estos extremos y la infinidad de grises intermedios... a veces creo que das por hecho que se han producido cambios generales en el mundillo arquitectuchi que en realidad son o precarios o claramente minoritarios... creo que te sorprendería analizar las múltiples lógicas con las que funcionan muchas nuevas generaciones a las que ya les supones haber pasado "naturalmente" por todas estas disyuntivas por una simple cuestión contextual (de espacio y de tiempo)... (para mí esto es como cuando negamos cualquier discurso basado en el tema "obreril"... está claro que ya no es un concepto que lo abarque todo, pero tampoco se ha extinguido, muchos trabajos a día de hoy siguen desarrollándose a través de lógicas perfectamemte analizables desde teorías socioeconómicas de hace siglos... sólo que han pasado a ser parte de una fauna más o menos diversificada, al menos mediáticamente... -lo que nos pasaba con el discurso de Xosé Allegue...-)
      por otra parte, la cuestión de la ceguera-sordera-etc. autoinducida como fórmula para aumentar posibilidades me parece cojonuda (échale un ojo a este proyecto de hace ya unos años http://www.haque.co.uk/floatables.php) pero siempre como parte de algo... de algo cuya analogía más apetecible que conozco es probablemente la ciudad...
      por último, ¿acaso encontrar la identidad en lo genérico (Koolhaas) no es lo más parecido a "recuperar el Ser frente al Devenir" en nuestro mundo (olvidando el pasado y centrándonos en el presente)? (y no me refiero al tema surfear en la corriente del capital, sino al de encontrar la parte de valor o necesidad, que hay en lo global, en lo genérico, en lo procesual, etc., aunque los fondos y las formas con las que se han materializado hasta la fecha nos parezcan muchas veces absurdas...)
      abrazo!

      Eliminar
    12. Hola Iago, últimamente estoy muy fascinado con la arquitectura porque me doy cuenta de que es el campo más susceptible de promover, impedir, favorecer, anular, etc. gran cantidad de potencias sociales, culturales, revolucionarias, estéticas, etc... pero tienes razón que no estoy nada informado, y por ahora mi conocimiento del ramo en Spain es a través de los blogs de los colectivos, que me parecen de largo lo más interesante. Pronto escribiré sobre ello (de hecho, estoy preparando un blog 100% sobre arquitectura).

      Me encanta lo genérico, pero no como universalidad. Estos últimos meses que paso mucho tiempo en Verín y observo la forma de vida de la gente, estoy descubriendo (aunque parezca penoso) que todavía hay muchas sociedades a las que la posmodernidad le tira de un pie, formas de organización del trabajo, los afectos y la culura que siguen operando mediante rutinas propias y para las que no sirve la "lógica de los tiempos" que los sociólogos tratan de imponer como inevitable (el actor-red, la cacofonía mediática, la monetarización del mutualismo...). En fín ya hablaré más detalladamente sobre el tema, sólo son intuiciones pero no certezas. Lo único que tengo claro es que la sostenibilidad del planeta pasa por una ralentización radical de la cadena producción / consumo y conducirá a formas devida mucho más estáticas y locales que las actuales... la evolución de las ciudades es todo un misterio, creo que las megalópolis babilónicas tipo Londres (las "capitales del devenir") no son ejemplares en casi nada... en fín a ver por dónde seguimos especulando. abrazote!

      Eliminar

    13. ¿Un blog 100% arquitectura? Eso si que es una idea refrescante. Además tiene todo el encanto de que es 100% paradójica. Los hippies se pasan el 90% de su tiempo arreglando su hábitat (verduras incluidas) -su estancia como diría Piero-. Algo muy muy concreto pero que sin embargo deviene en abstracción -que es a lo que dedican el otro 10%- es decir al proyecto, que modifican una y otra vez en un eterno devenir si no autosuficiente, al menos algo más “soberano” que el resto de los mortales. Una idea 100% cuestionable por cierto, porque detrás de los hippies y de la arquitectura están unas leyes 100% políticas que determinan hasta dónde puede expandirse o reducirse esa soberanía. Y a que precio, por supuesto.

      Iago... no sé si la frase es tuya pero me parece genial:

      “Se deviene siendo y se es deviniendo”

      Eliminar
  4. ...

    Realidad, en sentido restringido, incluye el conjunto de insistencias de aquellas talidades mientras tienen lugar en relación a un sintiente o cognoscente que las despliega como cualidad, el contenido virtual de los procesos de ecforia y las operaciones del entendimiento sobre estos contenidos. No oponemos virtualidad a realidad de ningún modo, al contrario, proponemos la virtualidad como realidad cualitativa de los contenidos psicológicos; en todo caso podríamos oponerla a la actualidad empírica. Tómense los siguientes ejemplos. Según la cualidad: un dolor leve, incómodo, angustioso, horrible o insoportable. Según el contenido virtual: la igualdad de los lados de un triángulo equilátero. Según el entendimiento: la identificación del triángulo equilátero en un dibujo a la vista. La existencia de las talidades en sí, aquello que viene siendo con independencia de una percepción, constituiría el campo ignoto de la Realidad en sentido general. Admitimos la existencia de un en sí exterior en razón de la concurrencia en una misma localización de eferencias y aferencias que afectan a más de una conciencia. Si hundo uno de mis dedos en un vientre ajeno observaré la respuesta de algún otro en referencia a un mismo efecto en el mismo Mundo; sea la verbalización de una interjección, un movimiento de defensa, o lo que corresponda. El Mundo aparece como lugar de encuentro, o intersección, entre esferas de realidad egocéntricas. Por tanto, al eliminar las esferas de realidad centradas en los egos particulares desparece con ellas el Mundo; aunque permanezca, eso sí, la Realidad General que nos desborda.

    ...

    ¡Gaudeamus igitur!

    Hard Times
    http://youtu.be/5Vp17zg8-30

    ResponderEliminar
  5. Respuestas
    1. pa tiii zubiri

      Eliminar
    2. aquí va a haber hostias*....





      * (de las que se ofician en misa, claro)

      Eliminar
  6. En lo que respecta al post en general, tu final me recuerda a la solución de houllebecq: en “intervenciones” (donde por cierto expresa por activa y por pasiva su reconocido y profundo desprecio por el sr. Baudrillard) dice algo así como que nuestra única posibilidad estética es quedarnos quietos por un momento (callados diría yo, y “ciegos” claro), apagar la televisión, no acudir al supermercado (no es literal pero no encuentro la cita). Lo malo es que el mismo enunciado queda explicita la renuncia: paremos por un momento, solo un ratito, pero luego encedamos de nuevo la tele, vayamos al supermercado, hagamos blogs, libros y todas estas "tonterías" que el hace también.

    En cualquier caso, así a primera vista, no queda muy bien explicada tu solución: la entrega a un devenir mortecino= jubilación mediática. ¿A tiempo parcial o completo?. ¿Esto a nivel individual o colectivo. ¿El hippie, la secta, el hermitaño?. ¿Con drogas o sin drogas?. ¿Una suerte de coma inducido pero con plena conciencia y disfrute del exterior, por tanto contemplativo y placentero, ergo sin dolor. ¿Una entrega a un mundo interior?. ¿Un hiper-ego?.

    IHMO, la alienación del hombre (aunque afecta a su condición individual en cuanto a ser psicológico) se produce en tanto en cuanto es un animal social, es decir, es una cuestión política. Un solipsismo contemplativo parece no solucionar nada. La creación de sentido, todo lo que tiene que ver con signo, con lenguaje, con el símbolo implica un consenso colectivo, en último término de carácter político, al cabo una reificación. Quizá es más concreto cuando reclamas una jubilación de occidente y eso ya me convence más, como la tesis de la escritora, si es que no la entendido mal: “puntos singulares resultantes de recorridos trasversales a cada “discurso”, y susceptibles de ser ordenados...". Esos puntos singulares bien pueden ser esos nuevos consensos a partir de una realidad plural.

    Te felicito por esto que siempre nos regalas. Mañana más. H

    ResponderEliminar
  7. Houllebeq!!! el tipo de personaje del que no sé muy bien qué pensar. Los libros que le he leído siempre acaban con un tono moral que ... no sé... recuerdo uno (no sé si era las partículas elementales) en el que al final un científico inventaba una especie de nuevo ser humano unisex, inmortal, entregado a los placeres... me pareció muy sugerente, pero luego esas cosas sobre turismo sexual y demás en el fondo me aburren. Llegué a ver un concierto suyo en Benicassim, super freaky, muy provocador y decadente, pero por aquellos tiempos mis hormonas demandaban otro tipo de espectáculos menos sofisticados...
    Respecto a lo segundo que comentas, volvemos al problema de siempre: cómo hacer un "pueblo" formado por los divos autosuficientes que, en el fondo, todos creemos ser. Gracias y un saludo!

    ResponderEliminar

Template developed by Confluent Forms LLC; more resources at BlogXpertise